Museo Romántico: Una joya de la arquitectura cubana

museo_romantico_cubaPor: Mariolys González Calderón

Ubicado en el corazón del casco histórico de Trinidad, a un costado de su Plaza Mayor, se encuentra el Museo Romántico, otrora Palacio Brunet. Es una de las joyas arquitectónicas más visitadas en Cuba, guardiana de abundantes reliquias de la cultura de la refinada sacarocracia de la Ciudad Museo del Caribe.

Esta gran edificación, propiedad de una de las familias más ricas de la época colonial, los condes de casa Brunet, se terminó de construir en el año 1808. El inmueble tuvo varios usos hasta que fue adquirido por la Asociación Pro Trinidad y, restaurado parcialmente, sirvió como sede de esta asociación hasta 1964, en que comenzaron los trabajos de reparación capital, para finalmente convertirlo en lo que es hoy día.

El palacio Brunet, inaugurado como Museo Romántico el 26 de mayo de 1974, durante la primera semana de la Cultura, luce hermosos balcones enrejados y amplios ventanales de maderas preciosas. Fue la primera edificación de la Tercera Villa, Patrimonio de la Humanidad que adquirido este carácter institucional, atesora una de las más valiosas colecciones de artes decorativas de la Mayor de las Antillas y recrea con autenticidad el ambiente decimonónico de la villa.

Según cuenta la historia, esta majestuosa casa, junto con las de Iznaga, Béquer, Cantero y de Borrell, conforman un conjunto de viviendas a las que la tradición oral otorgó el rango de “palacios” por la magnificencia de su ornato y ajuar, así como por la magnitud de su escala arquitectónica en relación con la de la vivienda trinitaria media. Constituye un ejemplo de la arquitectura doméstica de los siglos 18 y 19.

El inmueble se distinguió por el patio andaluz, que en esa época fue considerado como el más bello del país caribeño. La casona conserva características del estilo mudéjar y en la planta superior, las líneas arquitectónicas corresponden al neoclásico. Se distinguen la fachada de grandes arcos sobre pilares que dan forma al portal, el pavimento de mármol, y el balcón volado con decorada reja de hierro.

Actualmente el Museo Romántico cuenta con un espacio museográfico dispuesto en salas, recibidores, comedores principales, comedores pequeños, salones de estar, dormitorios, baño y letrina, como las viviendas típicas. Más de 10 salas expositivas reúnen una amplia muestra de muebles y exquisitas piezas -vajillas, platería, lencerías, alacenas de cedro, porcelanas y cristales de las más afamadas fábricas europeas, como Limoges, Maissen, Bohemia, Murano, Baracrat, y Sevres signo del esplendor que rodeaba a la élite social de la ciudad en el periodo colonial.

De acuerdo con especialistas, de este conjunto se distinguen algunos objetos, como la cama española de bronce y nácar y el armario francés que se encuentra en el dormitorio; una vitrina alemana de Meissen en cuyo interior se exhibe una pluma de oro y rubíes y variados objetos de nácar, marfil y porcelana; y el escritorio que data de la época de María Teresa de Austria, conservado en perfecto estado.

Constituyen también una singularidad admirable las pinturas murales que decoran las paredes del Palacio y el mobiliario construido por maestros ebanistas de ese tiempo con influencias del estilo imperio puro inglés y norteamericano, en los cuales puede verse la sustitución del típico tapizado por la pajilla, más adecuada al clima cubano.

A propósito de celebrar 41 años de fundado el mérito mayor del Museo Romántico—su logro más premiable— radica en la vehemencia con que han defendido desde siempre la integridad de las costumbres trinitarias. Indisolublemente se mantienen unidos a su historia que no deja de sorprender al visitante que llega a la ciudad.

Fuentes: Ecured/Escambray Digital