Siempre seductora: Trinidad

Centro Histórico de Trinidad. Foto: José Rafael Gómez Reguera.

Cuando la ciudad comienza a quedar al alcance de la vista, las almas se despabilan.

Entre los olores de la brisa marina, las frutas y esa cotidianidad distintiva, Trinidad seduce, siempre. Puede que por sus huellas vivas de un pasado presente, con esa arquitectura impactante, por sus callejones de piedra, por esa mezcla de antigüedad y modernismo que adornan cada rincón de la ciudad.

No hay que ser forastero para vivirlo; cualquiera que la aborde, desde cualquier lugar de Cuba, también sentirá sus embrujos.

Y entonces, cuando la pisas por primera vez, sientes entonces la necesidad de volver sobre sus calles, sus plazas, cada vez que tengas la oportunidad de hacerlo.

Ya sea en busca de la refrescante y a la vez cálida canchánchara, de un exquisito mango, de un jugo de tamarindo, de la multiplicidad de colores, entre tejados, campanarios, rejas, portones.

Trinidad es de esas escasas damas, que siempre tienen motivos y argumentos para enamorar.

Así es, la bella Trinidad de Cuba, ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad. (Tomado de Radio S. Spriritus)