Cultura de Trinidad de Cuba

Trinidad de Cuba, fundada en 1514 por el Adelantado Diego Velázquez, y ya con 505 años de historia, tiene una rica cultura en todos los sentidos. Foto: José
Rafael Gómez Reguera.

Es una rica mezcla de diversas fiestas tradicionales y manifestaciones artísticas que datan del siglo XVIII. Muchas de estas manifestaciones de la cultura popular han sido rescatadas y sus continuadores tienen ocasión, en las fechas marcadas por la tradición, de revivirlas con el mismo esplendor de que hicieron gala sus ancestros.

Fiestas tradicionales

En el Municipio de Trinidad se celebran varias fiestas tradicionales que datan de la etapa colonial, entre ella encontramos:

La «Fiesta de la Candelaria» se celebra entre la población campesina, se efectúa el 2 de febrero en el poblado de Condado, es de origen canario y con basamento en la fe católica. Su celebración consiste en una gran feria donde se ofertan productos de todo tipo: artesanales, industriales, comidas, bebidas. Se realizan procesiones, bautizos colectivos, fiestas particulares, juegos de azar, y peleas de gallos (prohibidas en la actualidad).

La «Fiesta de San Blas» se realiza el día 3 de febrero en el poblado de Caracusey con idénticos antecedentes y características que la Fiesta de la Candelaria.

La «Cruz de Mayo» de celebra en la comunidad de San Pedro del Palmarejo y está basada en el antiguo mito que decía que si el santo era sacado a la calle en procesión terminaría la sequía y comenzarían las lluvias. Tiene las características de las fiestas campesinas cubanas con mucha comida y ron en abundancia.

La «Fiesta o Carnaval de San Juan» es la fiesta popular con mayor vigencia y las más celebrada en Trinidad. Tiene origen en la Madre patria. En Trinidad al principio se celebraban los días de Carnestolendos o Triduo en el mes de febrero, esto cambió por problemas en la zafra y se decidió pasarlo a junio. Entre el 12 y el 21 de junio se celebran las fiestas de San Antonio, las cuales quedaron a partir de 1820. Las fiestas sanjuaneras quedaron oficialmente dentro del período comprendido del 30 de mayo al 30 de junio, pero algunos pobladores extienden sus fiestas hasta el Santiago y Santa Ana los días 25 y 26 de julio.

Día 30 de mayo: Disfraces, bailes y presentación de los aspirantes a Reina y Damas (actualmente Estrellas y Luceros)

Día 12 de junio: Procesión desde el Cabildo de los Congos Reales San Antonio hasta la Iglesia de San Francisco de Paula para dejar la imagen allí toda la noche (actualmente toque en el cabildo víspera del Santo Patrón).

Día 13 de junio: Procesión hasta el cabildo para comenzar el toque hasta el día 21. Durante todo el día salida de la culebra por los diferentes barrios de la ciudad. Actualmente realización del novenario del cabildo.

Día 20 al 22 de junio: Baile para ofrecer los resultados del escrutinio o resultado de la elección de la Reina y sus Damas.

Día 24 de julio. Día de San Juan: Ceremonia de coronación de la Reina y las Damas, durante esos días había desfiles de carrozas y comparsas, casitas criollas, competencias, juegos, disfraces, etc, incluyendo los diferentes concursos.

Día 29 de junio: Día de San Pedro: Concursos de carrozas, comparsas, disfraces, amazonas, carrozas artísticas, máscaras jinetes y bailes. Las diferentes comparsas de animación que recorrían las calles eran las siguientes (durante el día).

  • Comparsas de los pitos (pitos de caña brava)
  • Taita La Lanza (sátira a la corrida de toros)
  • La Culebra
  • El Gallo y la Gallina

Hoy en día se desarrolla una temporada sanjuanera que comienza el 30 de mayo (día de San Fernando) y se extiende hasta el 6 de junio que culmina con el baile de la galleta.

El Corpus Christi

Quizás la manifestación cultural más antigua de que se tiene noticias data de la tercera década del siglo XVIII y está vinculada a la festividad del Corpus Christi, según se expresa en auto de visita a la Parroquial Mayor de Trinidad por el Obispo de Cuba, Diego Evelino de Compostela. Las fiestas del Corpus son anteriores a las procesiones de la Semana Santa y se celebraban con actos religiosos y profanos. Una de las costumbres consistía en el recorrido por las calles, delante de la procesión, de los diablitos, de los gigantes y de los griegos, personajes de túnica y enorme máscara, que fueron tomados directamente de la comedia griega. Otros elementos se anticipaban al paso de la procesión.

La tarasca era una versión medieval de las fuerzas del mal, que escupía humo y fuego; mitad sierpe, mitad mujer, debía ser conducida en un carro de tracción animal y llevaba sobre sí a la tarasquilla, figura femenina vestida a la última moda, que se hacía acompañar por el tarascón. Otros personajes eran los montezumas o diablitos blancos y los diablitos negros, que usaban espadín de madera, careta puntiaguda y vestido muy ceñido de varios colores, del cual colgaban cintas con campanitas. Usaban un rabo en forma de látigo, confeccionado con vejigas, con el cual azotaban unos a otros. Durante el Corpus y su Octava actuaban en las calles y hacían visitas a las casas, en medio de muecas y contorsiones. Mientras hacían sonar los tambores y ejecutaban danzas de origen africano, estos personajes pasaban el cepillo, como medio de obtener alguna ganancia.

La Real Disposición de fecha 10 de abril de 1772 prohibió este tipo de manifestación profana pues argumentaban que

(…) semejantes figurones servían de befa para aumentar el orden y distraer o enfriar la devoción de Su Majestad Divina.

El Corpus se suspendió abruptamente en 1784 y no reapareció hasta 1815, etapa en la que surgió el Carnaval Trinitario. La Iglesia se vio liberada de estas celebraciones profanas, que fueron trasladadas para el 13 de junio, festividad de San Pedro y San Pablo apóstoles. Las fiestas de la noche de San Juan, que se efectuaban el 24, con sus candeladas y romerías, coincidieron con estas actividades.

La comparsa de La Culebra, de pura actuación teatral, por el uso de la mímica y el monologo acompañado de coro, abría el Carnaval el Día de San Antonio y la escenificación de “Taita la Lanza”, especie de toreo negro, sátira de las corridas, tan impopulares en Cuba, también hizo aparición en estas festividades.

Manifestaciones artísticas

Artesanía

Un ejemplo del rescate y florecimiento de las tradiciones artesanales lo constituye Trinidad, ciudad Patrimonio de la Humanidad desde 1988, donde más de mil artesanos trabajan la cestería y otras artes manuales heredadas de sus antepasados. La cestería, una de las más auténticas formas de la artesanía popular tradicional, ha cobrado vida gracias a las posibilidades de una rica naturaleza proveedora de excelentes fibras vegetales con las que se confeccionan ánforas, cestos y muebles, mientras que variedades como el macusey, el tibisí, la malangueta y la yagua son empleadas en jabas, cesteras y paneras.

En la llamada ciudad Museo del Caribe también se pueden encontrar los famosos juguetes tejidos, una expresión muy local de la cestería inspirada en el entorno urbano y las inconfundibles pamelas trinitarias, confeccionadas con Yarey y guaniquiqui por estos incansables artesanos. A esto se suma la utilización de las agujas en el tejido y la realización de hermosos bordados con incrustaciones textiles, aplicados a la ropa femenina, a la de cama y a la mantelería. Es tan amplia la cultura artesanal de la Isla que abarca trabajos de temática campesina con ceras, piezas figurativas con yarey, encajes con hojas de todos tipos, las tallas en madera, la arcilla en la elaboración de diversos objetos utilitarios y decorativos, y la pintura primitivista, llamada naif, cultivada en toda Cuba.

Ciudad Artesanal del Mundo

El 30 de julio de 2018 recibió la condición de Ciudad Artesanal del Mundo.

Tras ser examinada palmo a palmo por varios integrantes del Consejo Mundial de Artesanías (WCC, por sus siglas en inglés), la tercera villa de Cuba se erige como la primera en Cuba, sino porque incide en un mayor arraigamiento de las tradiciones artesanales en Trinidad, así como la ubica en el centro de interés de visitantes foráneos y nacionales.

Las expresiones de las manualidades que hoy viven en esa urbe son el modo de subsistencia de varias generaciones de trinitarios, quienes, en su mayoría, se han nutrido de los conocimientos de colectivos que se han formado para enseñar las tradiciones.

En ese sentido, se distingue la labor del taller Siempre a mano, gestado por Mery Viciedo y con aval de la sede universitaria de la localidad, el cual registra egresados a más de 100 personas.

Afortunadamente, las creaciones trinitarias han traspasado las fronteras de la ciudad al presentarse y comercializarse en las ediciones de la Feria Internacional de Artesanía, principal evento organizado por el FCBC, Feria Nacional de Artesanía Arte para Mamá, Feria Arte en La Rampa y otros espacios.

Trinidad apuesta cada día porque en sus callejuelas empedradas, parques y viviendas sigan cobrando vida las técnicas de la aguja como el deshilado, el frivolité, encaje Tenerife, crochet de horquilla o miñardí y encaje de bolillos; así como otras manualidades que dibujan la idiosincrasia de la urbe a menor escala.

El 15 septiembre de 2018 le fue entregada la condición de Ciudad Artesanal del Mundo, en un acto oficial efectuado en la Plaza Mayor del centro histórico, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco, en 1988..

Teatro

Las primeras manifestaciones teatrales conocidas se remontan al año 1778 y los integrantes del colectivo de teatro eran personas de elevado rango social, que realizaban las presentaciones en patios y salones de casas particulares, por no contar con locales destinados a estos fines. La primera sala de teatro de que se tiene información surge en 1821, pero no es hasta 1827 cuando aparece una sala teatral con programación estable en la calle Gloria, cuyo local fue destruido por una tormenta en 1837. El teatro Brunet, el más famoso de todos, que fue inaugurado el 25 de diciembre de 1840 por el Conde Brunet, se convirtió en el centro de la cultura trinitaria hasta el mes de marzo de 1901, fecha en que se derrumbó su techo.

En este escenario actuaron cientos de figuras claves del mundo artístico de Cuba, como los Armenta, los Robreño, Adelina Valti y Juventino Rosas. Actualmente se conserva sólo la fachada, en la calle Gutiérrez entre Rosario y Desengaño, de la que fue una de las más importantes instituciones teatrales del país. Aunque la ciudad nunca ha contado con agrupaciones de teatro profesional, siempre la actividad dramática ha tenido un espacio en el gusto del público local, bien con las representaciones de grupos de otros lugares del país y del extranjero, entre los que cabe destacar las ricas temporadas del Grupo Teatro Escambray, bien con los grupos de aficionados organizados por las instituciones culturales del territorio.

Artes Plásticas

Ya en el año 1700 se tienen noticias en Trinidad de un maestro pintor llamado Dionisio Sanding-Cano, cuya obra fue muy comentada. En 1732 se estableció en la ciudad el pintor Andrés Solano, oriundo de la isla de Santo Domingo, a quien se le atribuyen Las cuatro efigies de los reyes para la jura de Carlos IV y el retoque del Cuadro del altar principal de la Parroquia Mayor. En el templo existe la imagen de un purgatorio que data de 1815, donde se aprecia una pintura primitiva atribuida al mulato José María Talladero. En la segunda mitad del siglo XIX se destacan el retratista Carlos Gian y el paisajista Manuel Hernández de Rivera y desde finales de la centuria hasta bien entrado el siglo XX el polifacético Antonio Herr y Grau y el pintor popular Antonio Zerquera, con una nutrida obra en la que predomina el paisaje urbano.

Desde los años sesenta se da a conocer en todo el país y en el extranjero la labor del pintor primitivo Benito Ortiz Borrell, un anciano cartereo, que una vez jubilado, sintió la necesidad de describir el mundo que le rodeaba y lo expresó con tal vitalidad y fantasía en sus dibujos y pinturas, que hoy, una década después de morir, su obra es considerada Patrimonio Nacional. Juan Oliva, anciano carpintero, también desaparecido hace varios años, hoy tiene un espacio en el Museo Nacional de Bellas Artes, pues sus esculturas abordan con fuerza, misticismo e ingenuidad, el mundo de la fauna local y los personajes típicos de su ciudad. Actualmente Trinidad cuenta con un numeroso grupo de creadores en el campo de la plástica, con preparación académica y resultados, que se reflejan en los concursos y otros certámenes provinciales y nacionales, así como en la demanda de su obra, entre los que cabe mencionar a Víctor Echenagusía, Daniel Acebo, Luis Blanco, Carlos Mata, Elio Vilva, Orestes Arocha, David Gutiérrez, Carlos Jiménez y Danilo Moreno, entre otros.

En la pintura primitiva los ejemplos contemporáneos de más relevancia son los de “Abelito”, “Cornelio”, “Coa” y William Saroza. En Trinidad radica la Escuela Profesional de Artes Plásticas, que forma el talento de las provincias centrales. Las obras de muchos de sus egresados y de otros artistas de todo el país, se exhiben y comercializan en las galerías de la ciudad.

Arte de Barro

Corría el año 1892 y en los límites de la villa en uno de sus barrios más alejados, un inmigrante español le enseñó con paciencia, el arte de la alfarería a un joven de apellido Santander. Así surgió aquella primera instalación que se anunciaba con el flamante nombre de Taller Santander. Fábrica de obras huecas y materiales de construcción. En un principio, su producción fue decisiva para proveer a la próspera villa de tejas, ladrillos y cal. Surgió también de esta forma, el nombre de aquel barrio, al que se le llamó Los Hornos de Cal.

Con el tiempo el Taller Santander incluyó entre sus piezas jarrones, tinajas, filtros para agua y macetas, logrando una variada producción de gran demanda entre los habitantes de la villa. La familia Santander, con sus talleres propios, se mantiene como la de más antigua tradición en la alfarería trinitaria. De una generación a otra pasaron los secretos de trabajar con el barro en el torno, para lograr disímiles objetos utilitarios y decorativos. Neidis (Coki) Mesa Santander es la única mujer, entre los suyos, que se ha dedicado a trabajar la alfarería. Desde los cinco años aprendió con su abuelo, cómo moldear el barro en un pequeño torno que su padre diseñara exclusivamente para ella. Su taller, bajo el nombre de Cerámicas Coki, se ha especializado en hacer murales de cerámica, trabajos a bajo relieve, bruñidos a mano y con óxidos metálicos, platos con decoraciones precolombinas, reproducciones de fachadas y calles trinitarias, objetos decorativos y utilitarios y piezas únicas, entre otros formatos diversos.

Coki Santander es miembro de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA) y de la Asociación Hermanos Saíz, organización que agrupa a los jóvenes artistas de todo el país. Sus piezas se comercializan a través del Fondo Cubano de Bienes Culturales, la Agencia ARTEX y diferentes galerías en Trinidad. Algunas de sus piezas se encuentran en colecciones privadas, tanto en Cuba como en el extranjero. Su obra se ha expuesto en importantes eventos nacionales e internacionales, como son La Feria de Milano, en Italia, y el Festival del Viento, en Holstebro, Dinamarca. En Trinidad, el visitante interesado en la cerámica puede acudir al Taller Cerámicas Coki, para observar de cerca el trabajo de esta joven artista en un salón expositivo de su obra, que posee en su propia casa. El Taller también brinda clases para principiantes y aficionados en la alfarería. (Tomado de Ecured y Portal Cultura Trinidad)