Alarcón de Quesada en Sancti Spíritus: La Ley Helms- Burton es una ley batistiana y anexionista

Por: Pastor Guzmán

En un encuentro con juristas, diputados y delegados del Poder Popular, dirigentes del Partido y alumnos del sistema de escuelas de esa organización política en esta provincia, el doctor Ricardo Alarcón de Quesada, destacado diplomático y expresidente de la Asamblea Nacional, disertó junto al periodista Humberto López Suárez, conductor del programa televisivo Hacemos Cuba, acerca del significado de la Ley Helms Burton, sus objetivos, y las exorbitantes y disparatadas demandas que ya empiezan a radicar en cortes norteamericanas, descendientes de afectados por las intervenciones realizadas en los años iniciales de la Revolución cubana.

Alarcón de Quesada destacó en primer lugar el propósito destructor de la independencia y la soberanía cubanas de esa Ley Garrote y puntualizó que, aunque el título tercero de ese engendro jurídico se puso en vigor solo el pasado 2 de mayo por decisión del actual presidente estadounidense Donald Trump, en realidad todo lo demás ha estado vigente desde el momento mismo de su firma en marzo de 1996 por el entonces presidente William Clinton.

El avezado jurista y excanciller expuso que tenemos que buscar una respuesta integral, no solamente sobre la base de los juicios que podamos tener ahora, sino también ver la forma de que las demandas de quienes reclaman propiedades que en su momento fueron nacionalizadas en Cuba, no puedan concretarse.

Luego de exponer brevemente el contenido de los cuatro puntos fundamentales de la Ley, cuyo texto completo abarca centenares de páginas, el también ex representante de Cuba ante Naciones Unidas hizo notar que la reclamación empieza por las propiedades nacionalizadas el primero de enero de 1959, y destacó que quienes partieron esa madrugada rumbo a Estados Unidos o hacia República Dominicana, acompañando al ex dictador Fulgencio Batista, eran sus cómplices y testaferros y se llevaron nada menos que 421 millones de dólares de las arcas del tesoro nacional, como reconoció el periódico The New York Times.

Esos individuos dejaron abandonadas sus propiedades en Cuba, en su inmensa mayoría mal habidas, y luego reclamaron el pago de compensación por ellas, al igual que Estados Unidos hizo con las de ciudadanos y empresas de ese país. Como sus reservas de dinero habían sido defalcadas, Cuba propuso un sistema de compensación basado en las exportaciones de azúcar, que Washington no aceptó, a diferencia de todos los demás países cuyas propiedades de ciudadanos y entidades pasaron a manos del Estado cubano.

Un análisis del contenido y enfoque de la Helms Burton —señaló Alarcón— permite constatar su espíritu batistiano y anexionista, puesto que su aplicación implicaría devolver las propiedades que pertenecieron a esos individuos y acabar con todo atisbo de soberanía e independencia política y económica para nuestra patria.

En el transcurso del encuentro se pusieron ejemplos de demandas fallidas, como la realizada por la Exxon Mobil por la confiscación de una refinería de la antigua Esso Standard Oil en La Habana, que no procedió, por lo que la citada entidad se negó a venderle petróleo a Cuba y luego a refinar el procedente de la antigua URSS y fue confiscada por una ley de 1938 que contemplaba esa medida, la cual fue incluida en la Constitución de 1940, ambas muy anteriores al triunfo de la Revolución.

Tanto Alarcón como Humberto López pusieron ejemplos de otros demandantes, como el descendiente de siquitrillados —así les decían a los afectados en los años 60-70— Nicolás Gutiérrez Castaño, quien aunque nació en Costa Rica y nunca estuvo en Cuba, reclama propiedades de sus ancestros que abarcan parte importante del territorio de las actuales provincias de Cienfuegos y Villa Clara.

Durante el conversatorio el doctor Ricardo Alarcón respondió diversas preguntas y departió con los asistentes, quienes hicieron a su vez atinadas intervenciones que él agradeció, como la de una joven jurista que expresó que la Helms-Burton nos enseña mucho acerca de la calaña de nuestros enemigos.(Escambray)