Por: José Rafael Gómez Reguera
La recreación es necesaria para todas las edades. Y en Trinidad de Cuba, en plena etapa vacacional veraniega, esa demanda se acentúa, no solo para quienes residen en la ciudad y sus zonas rurales, incluso las más intrincadas contempladas dentro del Plan Turquino. También para los cientos de visitantes que llegan a la Ciudad Museo del Caribe en busca de sus bellezas arquitectónicas, sus variados centros turísticos, incluidos los alojamientos, y sus playas.
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Recrearse implica utilizar sabiamente el tiempo libre, ese que los pequeñines se ganan tras una etapa docente en la que deben demostrar sus habilidades y destrezas; para los más grandecitos y jóvenes, en sus respectivos niveles de enseñanza. Y las vacaciones que los trabajadores acumulamos, siempre pensando en darles el mejor uso.
Pero recreación va mucho más allá de paseos, excursiones, sol y playa. Para probarlo están las jornadas que se dedican en el Palacio de Pioneros 28 de Enero a los niños cuyos padres continúan trabajando en esta etapa estival y encuentran allí su seminternado de verano, al cuidado de quienes les garantizan, además, actividades atractivas y alimentación adecuada.
Otro tanto ha sucedido el deporte. El Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) y sus instructores son capaces de incentivar el esparcimiento en comunidades trinitarias, con los recursos a su disposición, potenciando el cuidado del entorno, y no solo en la ciudad o el campo; también en las playas. Por cierto, en estas últimas, niños, jóvenes y adultos, convocados por las redes sociales, se han sumado a iniciativas que bien vale la pena destacar, promover y reconocer, como la limpieza de zonas de baño y la extracción de desechos que manos inescrupulosas han ido tirando al mar.
Muy en serio se toma cada actividad la Comisión Municipal de Recreación. Los encuentros semanales, en los cuales se buscan soluciones a cada una, hablan muy alto de cómo, a pesar de determinadas limitaciones materiales y de combustibles, se aúnan esfuerzos para que las fechas más importantes no pasen por alto, y empresas y organismos puedan acoger propuestas para sus colectivos, además de aportar su granito de arena para los demás.
Las instituciones culturales de Trinidad, numerosas por demás, han preparado un amplio programa de acciones, capaces de cubrir toda la semana, a lo cual se suman centros como la Casa de la Música de la EGREM, la Casa de Cultura Julio Cueva Díaz, y en diferentes lugares, el inestimable aporte de la Brigada de Instructores de Arte José Martí (BJM). Imposible dejar de mencionar las iniciativas de la Escuela de Wushu y Chi kung de salud de Sancti Spíritus, con una presentación de lujo en el parque Céspedes que, de seguro, tendrá continuidad con cursos y equipos para practicar estas milenarias artes marciales.
La Empresa Municipal de Comercio y Gastronomía, y trabajadores por cuenta propiase ufanan de dar lo mejor de cada cual en estos dos calurosos meses de julio y agosto. Entre todos han conseguido que el buen gusto se entronice tanto en las carpas como en los productos que se ofrecen. Las acciones constructivas en la heladería Coppelia, ya en marcha, apuntan hacia el incremento de las ofertas, todas con el compromiso de no incrementar los precios y mantener la calidad.
Mención aparte para los socorristas, voluntarios de la Cruz Roja cubana, dispuestos a prestar los primeros auxilios y, antes que ello, a alertar a aquellas personas que suelen alejarse demasiado de la orilla. Se ha llamado a la responsabilidad sobre niños y jóvenes al cuidado de los adultos.
La seguridad vial tampoco se ha descuidado con los operativos en las carreteras, porque un verano no es para lamentarse por pérdida de vidas humanas a causa de quienes, tras el volante, son capaces de ingerir bebidas alcohólicas, o permiten que sin las necesarias medidas de protección, muchas personas suban a camiones, carretas y carretones. En este sentido no debe haber tolerancia contra la negligencia y la insensatez. Crece el llamado, asimismo, para poner mucho más cuidado en las principales arterias de la ciudad de Trinidad, por las cuales transitan motocicletas a muy alta velocidad.
Mucho más queda por decir: el Campismo Manacal, los Joven Club de Computación y Electrónica, la presencia de jóvenes de otras provincias en los Campamentos de Verano, la necesidad de ser creativos y ahorrativos en cada sitio sin mellar la calidad…
Un verano se hace entre todos. Vivirlo a plenitud, como convoca el lema juvenil, debe ser una realidad hasta fines de agosto, cuando las calles vuelvan a poblarse de niños y jóvenes que con sus uniformes y mochilas, marchen en pos de la sabiduría, de retorno a las aulas y al calor de sus maestros y profesores.