Por: José Rafael Gómez Reguera
Las calles de Trinidad se han desbordado de amor por nuestro Héroe Nacional José Martí. Desde jornadas anteriores, todo fue ajetreo al interior de las escuelas, los hogares y espacios públicos. Ya al amanecer, los sonidos característicos de las bandas rítmicas comenzaron a inundar el ambiente citadino. La Tercera Villa de Cuba recordó amorosamente el aniversario 167 del natalicio del más universal de los cubanos.
El Desfile Martiano abarcó prácticamente de un extremo a otro de Trinidad, porque todas las escuelas primarias y secundarias hicieron su aporte a una jornada en la cual primó el entusiasmo. Fueron casi tres horas de ininterrumpido paso por la Plaza 500 Aniversario, aledaña al cine Romelio Cornelio y al parque Céspedes, con insospechadas iniciativas.
No solo estuvieron las bandas rítmicas que en sana rivalidad emulaban a ver cuál era más ajustada y evolucionaba mejor, aunque no era, precisamente, una competencia en sí. Pero resultaba inevitable la comparación. También estaban otras sorpresas.
Coches coloniales inundaron la plaza con niñas y niños vestidos con trajes de la época colonial, en tanto otros transitaban simbolizando los cuentos de La Edad de Oro. No faltaban las representaciones de Pilar y los zapaticos de rosa, o el Camarón Encantado, y atuendos típicos de Latinoamérica, “Nuestra América”, al decir de Martí.
Las manos de los pequeños se llenaban de flores blancas y fotografías de José Martí, en tanto la bandera cubana era enarbolada con orgullo, junto a los estandartes que daban a conocer de qué escuela se trataba, las pañoletas lucían hermosas junto a los uniformes blancos y rojizos de la enseñanza primaria, o los tonos amarillos de la secundaria básica.
A ratos presente se hizo el Movimiento de Pioneros Exploradores, y la plaza se llenaba de movimiento con patinadores, palomas mensajeras lanzadas al espacio en símbolo de paz, globos multicolores llegaban desde lo alto, jinetes mambises a caballo irrumpían a paso marcial… Todo un derroche de imaginación en uno de los espacios públicos más importantes de la Villa del Táyaba.
Martí vive entre nosotros, se le respeta y admira. Fue un día especial en el que estuvo siempre presente el desagravio ante los deleznables hechos acaecidos días atrás en La Habana. Los que saben querer, la esperanza del mundo, ama y construye junto a sus educadores y familiares. La Patria ensancha su pecho.