El deporte en la vida de José Martí

José Martí, como todo gran humanista, fue un amante de la educación física y el deporte.

Por: Joaquín Gómez Serra

 Y como el Apóstol José Martí fue uno de los abanderados de que mente sana cuerpo sano, en un llamado a todos los cubanos a practicar deportes, en el 167 aniversario de su natalicio, recordamos facetas de su vida como amplio conocedor del deporte y practicante del juego ciencia.

Los historiadores coinciden en afirmar que solo practicó el ajedrez, y la partida que se conserva transcrita carece de alto vuelo, pero el deporte resultó mucho más en la obra creativa de José Martí.

“Fue, como todo gran humanista, un amante de la educación física porque la consideraba punto fundamental en la estructuración de una perfecta educación intelectual y moral”, afirmó el destacado periodista Celso Enríquez.

“Nadie como él supo describir con tanta belleza y emoción los hechos humanos de su época», sentenció en su columna del periódico Noticias de hoy, órgano del Partido Socialista Popular.

Es sabido que el Héroe Nacional cubano, caído en combate el 19 de mayo de 1895, escribió sobre carreras de fondo, fútbol americano, billar, boxeo, equitación, esgrima, caza, corridas de toros, patinaje…

En Estados Unidos, en medio de los compromisos con la causa de la Revolución, el gran intelectual supo fustigar con arte lo inhumano del profesionalismo que conoció, signado por la absoluta prioridad otorgada a las ganancias.

…”Ya cae exánime de un golpe en el cuello, y al verlo sin sentido, echa al aire la esponja en señal de derrota, su second. Se han cruzado $300 000 apostados en todas las ciudades de la nación», escribió Martí sobre la pelea entre John L. Sullivan y el retador Paddy Ryan.

“Nueve veces se atacan; nueve veces se hieren; ya se arrastra el gigante, ya no le sustentan en pie sus zapatos espigados», había descrito antes en crónica publicada en 4 de marzo de 1882 en La Opinión Nacional, de Caracas.

Igualmente excelente es la nota aparecida el 11 de enero de 1885 en La Nación, de Buenos Aires, en torno al fútbol americano.

“Se asen por las quijadas: se oprimen las gargantas: se buscan las entrañas, como para sacárselas del cuerpo: resuenan como duelas de caja rota, los huesos de los pechos… Se patean, se cocean, se desgarran», graficó el Maestro.

En contrapartida, aseguran los expertos, enfocó el deporte «como un aspecto lúdico que contribuye notablemente al mejoramiento humano, tanto en lo físico, como en lo espiritual».

Totalmente válida en pleno siglo XXI es su aspiración a una práctica deportiva «cargada de valores morales» y el llamado a que «en estos tiempos de ansiedad de espíritu, urge fortalecer el cuerpo que ha de mantenerlo».

Como la sentencia de que «a los niños, sobre todo, es preciso robustecer el cuerpo a medida que se les robustece el espíritu».

Satisface apreciar que el mismo hombre que rompió obstáculos para aunar voluntades en pos de la libertad de su país y brilló como poeta genial supo resaltar al deporte porque «aumenta y ordena las facultades del hombre».

Y vale, para los tiempos actuales, recordar junto a él que «la mente ha de ser bien nutrida, pero se ha de dar, con el desarrollo del cuerpo, buena casa a la mente».