Trinidad de Cuba: Ante la Covid-19, primero la vida; después el negocio

Los hostales trinitarios suman unas 2 750 habitaciones. Foto: Juan Carlos Naranjo.

Receptores fundamentales de los turistas extranjeros que arriban a la provincia, los hostales de Trinidad acrecientan las acciones para limitar la propagación de la Covid-19 a partir de la capacitación recibida por sus dueños

Por: Enrique Ojito

El trinitario José Francisco Machín anda a cuatro ojos, y le puede impartir una conferencia magistral sobre el coronavirus SARS-CoV-2 al primero que se le acerque. Dueño del hostal José y Fátima, en la tercera villa cubana, le ha seguido los pasos a este desde su reporte en la ciudad de Wuhan, China, en diciembre último.

“El virus no se va a parar por obra y gracia del Espíritu Santo”, alerta Machín, propietario de uno de los 1 555 hostales registrados en Trinidad —a tenor de la Dirección Municipal de Trabajo (DMT)—, referente nacional en el desarrollo del turismo privado y que acogió a alrededor de 300 000 turistas físicos el año anterior, de unos 534 000 computados en la provincia.

De esas estadísticas aportadas por la Delegación del Ministerio del Turismo (Mintur) en Sancti Spíritus, quizás José Francisco permanezca al margen; pero no de la confirmación el pasado 11 de marzo de los tres primeros casos del nuevo coronavirus en turistas procedentes de Italia, alojados en un hostal de la villa espirituana.

PRIMER REMEDIO: CAPACITACIÓN

Desde el consultorio médico hasta el hostal de Miriam Ramos Andrade, a escasos metros de la plaza Carrillo, la enfermera ha hecho casi un surco de tanto ir y venir. Al llegar, pregunta acerca de todo: si hay turistas hospedados, si han hecho fiebre, si lo ha escuchado toser… En fin, vigilancia epidemiológica como dicta el protocolo.

Y la arrendadora lo agradece por partida doble: “Está en juego la vida de uno y la de los demás”, y a seguidas reconoce la capacitación recibida, a cargo de médicos y epidemiólogos, centrada en las medidas higiénico-sanitarias, los signos y síntomas de las afecciones respiratorias y los modos de actuación en caso de identificar la más mínima sospecha del virus en algún turista. “Yo estoy con los ojos y los oídos bien abiertos”, enfatiza Miriam desde el otro lado de la línea telefónica.

Para seguir a pie juntillas el Plan de prevención y control del SARS-CoV-2, aprobado por el Consejo de Ministros y actualizado a inicios de marzo, el Mintur y las Direcciones Municipales de Trabajo y de Salud, diseñaron un programa de capacitación, con el apoyo de la Central de Trabajadores de Cuba y bajo el seguimiento de las autoridades partidistas y gubernamentales.

En opinión de María Escobar Brunet, al frente de la DMT, resulta vital la cohesión de instituciones y organismos para evitar la propagación de la Covid-19, calificada como pandemia por la Organización Mundial de la Salud el 11 de marzo debido al crecimiento exponencial de la cifra de contagiados y de los decesos a causa del virus.

Escobar Brunet sostiene que los seminarios y audiencias comenzaron en febrero y se intensificaron a raíz de los primeros casos confirmados por el Laboratorio Nacional de Referencia del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí.

Aunque de manera particular la capacitación ha incluido a los llamados hostaleros, también se ha extendido a trabajadoras domésticas, contratados y otras modalidades relacionadas con servicios gastronómicos, así como con el expendio de artículos varios y religiosos, todos con presencia relevante en Trinidad, una de las urbes cubanas con mayor afluencia de turistas.

El sector privado en Trinidad resulta uno de los principales atractivos del producto turístico de la ciudad. Foto: Juan Carlos Naranjo.

En específico, a inicios de la actual semana las casas de arrendamiento de la Ciudad Museo del Caribe hospedaban unos 1 200 clientes, alrededor del 56 por ciento de los visitantes extranjeros de la provincia en ese momento, refiere el delegado del Mintur, Reiner Rendón Fernández, quien destaca la receptividad presente en los hostaleros ante el riesgo de la expansión del SARS-CoV-2.

HOSTAL ADENTRO

Cuando Trinidad hunde su rutina en el atardecer del 15 de marzo, desde la terraza de la vivienda de Miriam aún se divisan los contornos neoclásicos de la Iglesia Mayor y las montañas, vigías perennes de la ciudad.

— ¡ Benvenuti a casa!

— ¡Grazie, se adelanta a responder Giusseppe, quien, junto a su compañera, han viajado desde Milán, Lombardía, para conocer las riquezas patrimoniales de la tercera villa.

— ¡¿Italianos?!, casi suelto el teléfono.

—Así mismo, pero no se preocupe, intenta tranquilizar a este reportero la dueña del hostal, conocedora de la expansión del nuevo coronavirus en esa región de la península itálica.

Haciendo gala de sus dotes de anfitriona, Miriam alega que conversó con sus húespedes, indagó por su estado de salud y más aún extremó las medidas higiénicas, incluido el lavado independiente de la ropa de cama y toallas empleadas por los visitantes.

El miércoles en la mañana, despedía a los italianos en la puerta de su casa; minutos después recibía mi segunda llamada.

—¡Ey! Todo bien. Estaba lista por si los oía toser, me asegura con esa interjección de saludo, que delata su condición de trinitaria en cualquier esquina del planeta.

Como Ramos Andrade, la arrendadora María Antonia Téllez, quien también asistió a la capacitación impartida, incrementa las medidas al interior de su inmueble y no da crédito a las informaciones que circulan por las redes sociales para sembrar pánico.

“Por ahí sale mucha mentira —añade—; yo me guío solo por lo que dice el noticiero de la Televisión”, remarca, y a seguidas resalta la importancia de la pesquisa activa emprendida en la comunidad por el personal de Salud Pública.

Esa vigilancia epidemiológica no solo se circunscribe a los hostales con casos sospechosos o con síntomas respiratorios, sino que se ha ampliado al resto; pesquisa liderada por el médico y la enfermera de la familia, según Ana Cecilia Hernández Rendón, vicedirectora de Asistencia Médica en la Dirección Municipal de Salud.

“Si a mi casa llega un cliente estornudando, lo reporto”, advierte José Francisco Machín, quien insiste en lo vital de ser consecuentes en la aplicación de las medidas higiénico-sanitarias, única forma de contener la diseminación de la Covid-19.

Agrega este trinitario que quien entre y salga de su hostal, tiene que lavarse las manos con hipoclorito. Por ahora, allí están proscriptos los besos y abrazos; “pasamanos y llavines, a cloro limpio con estos”, subraya, y luego se lamenta de la escasa oferta de lejía en las unidades comerciales.

José Francisco indica que al mínimo indicio de coronavirus en algún turista, le realizará una única recomendación: Clínica Internacional. “Yo me puedo morir, pero, ¿y mis hijos y mi nieto de tres años? Primero hay que pensar en la familia y después, en el negocio”.

En Trinidad se detectaron los tres primeros casos de Covid-19 en Cuba. Foto: José Alberto / Escambray.

(Tomado de Escambray)