Por: Ana Martha Panadés Rodríguez
Con 32 habitaciones y capacidad para 72 personas la Villa Vista al mar, en el poblado costero de La Boca, funciona como centro de aislamiento en Trinidad desde que el nuevo coronavirus se expandió por el mundo y llegó también a la isla caribeña. CUBA ANTE LA COVID-19 (I) (II) (III)
Alexis González Fraga, director de la UEB Alojamiento Trinidad aseguró que desde que se recibieron los primeros casos o contactos -como los define la ciencia médica- se crearon las condiciones para garantizar su estancia y alimentación y “en cuanto se conoció de algunas insatisfacciones por parte de los pacientes, de inmediato se trabajó para solucionar las deficiencias y mejorar la atención a esas personas”, precisó.
Con el personal mínimo indispensable se ofrecen los servicios de alojamiento, alimentación y limpieza de las habitaciones, así como de apoyo al personal de la salud que permanece en la instalación: “se seleccionaron nueve trabajadores sin antecedentes de enfermedades y con la disposición de colaborar para que los trinitarios recluidos allí se sientan lo mejor posible”.
González Fraga agregó que este personal de servicio no interactúa directamente con las personas en vigilancia, aunque de conjunto con las autoridades de salud respetan el protocolo establecido con el fin de preservar la vida de todos: los trabajadores de la empresa de alojamiento, los médicos y enfermeros que permanecen en el centro y de los propios pacientes.
En el centro de aislamiento que funciona en esta villa vacacional permanecen los contactos de pacientes sospechosos de padecer la COVID-19 con el propósito de evitar la propagación de la enfermedad; durante su estancia se les garantiza el seguimiento médico para evaluar la aparición de síntomas clínicos y decidir de inmediato su traslado hacia el Hospital de Rehabilitación Faustino Pérez, de la capital espirituana.
Aunque en Trinidad se ha logrado mantener a raya al nuevo coronavirus y no se reportan nuevos casos confirmados, están creadas las condiciones en Villa Mar, en la zona de Cabagán para, de ser necesario, poner en funcionamiento otro centro de aislamiento y así cortar luna posible cadena de transmisión del mortífero virus.