Mi “guerrera” de la vida

Protegidas, el equipo de médicos y enfermas en la zona roja.

Por: Joaquín Gómez Serra

No hacen falta alas para hacer un sueño

basta con las manos

basta con el pecho

basta con las piernas

y con el empeño

Escuchando la canción de Silvio Rodríguez en la sala de mi casa, abstraído en mis pensamientos, me di cuenta que mi hija Isabel del Carmen Gómez Ruiz había partido a su primera gran prueba de fuego. El día anterior, Marenia, la directora del Policlínico Norte la llamó para preguntarle su disposición a integrar el equipo de médicos que trabajaría durante 14 días en el centro de aislamiento del Politécnico de Informática Armando de la Rosa, de Sancti Spíritus. CUBA ANTE LA COVID-19 (I) (II) (III) (IV)

Doctora Isabel del Carmen.

Cuando bajó las escaleras para darnos la noticia, con una naturalidad muy grande, nos dijo a su madre Lesvia y a mí; “me acaban de llamar para preguntarme mi disposición a trabajar en un centro de aislamiento combatiendo el COVID-19; parto mañana”.

Tengo que reconocer que la noticia nos caló bien profundo. Era la primera vez que mi “guerrera de la vida” se separaría tanto tiempo de nuestra casa. Comprendimos su decisión. Días más tarde, en una entrevista que le concediera al periodista Juan Carlos Castellón para Radio Rebelde, le manifestó:

“Como es lógico sentimos miedo, no tanto por nosotros, sino por la familia, por el temor de contagiarlos, pero es nuestra responsabilidad y nuestro deber como médicos que somos atender a los pacientes en ese momento, y en esta situación”.

Y me viene a la mente el día que Isabel, sin decidir todavía la carrera que estudiaría en el futuro nos dijo: “mañana los estudiantes del IPVCE vamos a las puertas abiertas de Ciencias Médicas”. Y fue. A su regreso, con una sonrisa a flor de labios, manifestó: “ya sé lo que voy a estudiar, voy ser médico”.

En sus 6 años de estudios Bel, como le dicen familiares y amigos, graduada en julio del 2019, sabe que la prioridad está ahora en el combate a la pandemia del coronavirus que azota a Cuba y al mundo.

Por eso Isabel se deshace, junto a su equipo, integrado por tres médicos y dos enfermeras, en atenciones a los enfermos como si fuera uno más de la familia, a pesar de extrañar a la suya:

“Sí claro, en tan corto tiempo de graduada como médico, es la primera vez que me separo tanto tiempo de mi familia, y dejé en la casa a mi mamá y a papá muy ansiosos, pero no hay que preocuparse estamos tomando todas las medidas de protección, y vamos a salir de aquí, todos victoriosos”.

Parte del equipo de jóvenes doctoras después de 24 horas de guardia.

Ahora comprende las enseñanzas del “profe” Marcelino en el Hospital Pediátrico Provincial José Martí, centro donde estuvo cuatro años como alumna ayudante de pediatría, y donde juró que su futuro como médico estaría ligado a los niños.

Desde las aulas Bel percibió los sacrificios que correría en su profesión. Por eso en su memoria están nítidos los recuerdos de uno de los casos diagnosticados en el centro de aislamiento del Politécnico de Informática Armando de la Rosa, y por su mente pasan muchas de las historias vividas en estos 10 días, como la de aquella cabaiguanense que su muestra resultó positiva.

“Las mujeres tenemos como un sexto sentido, y cuando nos acercamos para darle la noticia, ella la recibió como si la esperara, se puso triste, y más tarde comenzó a llorar. No es fácil, empezamos a ayudarla, le dimos apoyo y le trasmitimos confianza en la medicina cubana, y la seguridad de que superaría la enfermedad. Aún recuerdo sus ojos de tristeza”.

En su corta carrera como doctora Isabel del Carmen no podrá olvidar por largo tiempo tantas muestras de cariño, y agradecimiento por la labor que realizan.

“Bueno imagínense que aquí los pacientes nos tienen tanto cariño, que a las 9 de la noche esto parece una fiesta, nos aplauden, chiflan, dicen que nosotros somos sus ángeles de batas blancas, y que este es el agradecimiento que nos dan por las atenciones que tenemos para con ellos.

“También le pedimos al pueblo que cada noche nos regala estos aplausos, los cuales nos gratifican tanto, que se cuiden, que no salgan a las calles innecesariamente porque este es un virus que andan oculto, y a cualquiera puede contagiar; esa es una forma de ayudarnos a derrotar esta pandemia”.

Y como dice en su canción Buena Fe:

                                     “y el miedo va goteando de los valientes,

                                      antes que los sudores y la sangre,

                                      el instinto genuino que ya le advierte,

                                      permutar de destino se le hizo tarde,

                                      qué estoy haciendo aquí,

                                      amando a este país como a mí mismo,

                                      no qué va, no hay heroísmo,

                                      vine a darle un beso al mundo y

                                      nada más.

Doctora Isabel del Carmen, en lucha contra la COVID-19 en nuestra provincia espirituana.

Y dentro de los protocolos del Sistema de Salud cubano la joven doctora espirituana Isabel del Carmen Gómez Ruiz y sus compañeros entrarán en un imprescindible aislamiento por 14 días.

“Después de estos 14 días debemos ir para nuestras casas otra semana, de allí a regresar a mi consultorio número 8, ubicado en el Reparto Militar, aledaño a la Rotonda, o si nos vuelven a llamar, regresamos a esta batalla por la vida.

¿Por eso a ustedes les dicen los valientes? Ella, sonríe y expresa: “bueno, eso dicen”. ¿Pero por eso es que los aplaudimos?, “claro, claro”.

Gracias por cumplir mi “guerrera” de la vida.