Por: José Rafael Gómez Reguera
En tiempos del nuevo coronavirus, causante de la COVIOD-19, este Día de las Madres se asume en casi todo el mundo de manera diferente. Aunque algunos tienen a eliminar o reblandecer las medidas restrictivas, irresponsablemente, en pos de reactivar la economía, sin parar mientes en el severo daño que pueda causar una nueva oleada de la infección, Trinidad, como toda Cuba, se mantiene en casa, de manera disciplinada. CUBA ANTE LA COVID-19 (I) (II) (III) (IV)
Puede que la tristeza invada por momentos algunos hogares, por la lejanía de nuestros seres más queridos, porque ellas cumplen riesgosas misiones sanitarias en el enfrentamiento a sospechosos o enfermos de la infección, o seamos nosotros los que debemos permanecer aislados.
O porque ya ese ser querido no nos acompaña y es imposible visitar el sitio de descanso eterno, aún cuando sepamos que los compañeros de los Servicios Comunales han desplegado acciones encomiables para mantener limpios y bien pintados los cementerios.
Al interior de los hogares debemos mantenernos serenos, ocupadas nuestras mentes de manera positiva, seguros de que tanto los esfuerzos de la Salud Pública cubana como la disciplina social, sin salir a las calles innecesariamente, deben proporcionarnos mejores momentos en el futuro.
Para ellas, las que asumen las tareas hogareñas y llevan el peso de muchas semanas de agobio y trabajo con los adultos mayores y hasta con los pequeñines que deben enfrentar sus deberes escolares, o en la cotidianidad en la preparación de los alimentos, ya de por sí una misión heroica; para quienes están en las zonas de mayor peligro, dentro o fuera de Cuba, o para las que desde fuera apoyan, vigilan, investigan y sientan las bases de cara al futuro, siempre habrá un beso aunque sea en la distancia, una frase halagadora vía internet o teléfonos tradicionales, y siempre esa palabra que puede interpretarse de muchas maneras pero que es siempre bien recibida: ¡Felicidades!