Aplausos que engrandecen el alma

Texto y fotos: José Rafael Gómez Reguera

Los aplausos a las nueve de la noche ya son cotidianos en toda la ciudad de Trinidad, como sucede en toda Cuba. Son una forma sincera de homenajear a los miles de hombres y mujeres que están en primera línea en el combate contra el nuevo coronavirus que ha trastocado las rutinas en todo el orbe y ha provocado muchas muertes. Quizás comenzaron un poco tímidamente, pero cobran fuerza inusitada y se renuevan. CUBA ANTE LA COVID-19 (I) (II) (III) (IV)

No es solo que se hayan sumado nuevas manos a esa manera de reconocer la entrega sin límites del personal sanitario de Cuba, o que tengan nuevos timbres sonoros, que evidentemente los tienen. Ellos incorporan ya algunos instrumentos musicales, panderetas, pitos, y hasta otros objetos domésticos con tal de resaltar e ir in crescendo cuando el reloj da las nueva de la noche y alguna que otra voz convoca a quienes puedan haber quedado rezagados por las labores hogareñas.

Es que se hacen con una fuerza capaz de trascender cualquier cuadra o barrio, y se alzan al cielo en uno o dos minutos, a veces interminables, cargados de amor y capaces de emocionar, mientras muchas imágenes pasan por nuestras mentes de aquellos infectados o sospechosos a quienes se atiende para devolverles a la vida.

Médicos, enfermeras, especialistas de toda índole, técnicos de electromedicina, reconocidos científicos e informáticos, personal de servicio, estudiantes de Medicina y de otras carreras universitarias, se dan la mano en un sí a la vida, porque a pesar de la feroz pandemia que asola al mundo, saldremos adelante.

Es encomiable, asimismo, la labor de los trabajadores del transporte automotor en el traslado de quienes deben acudir a los centros de salud y otros sectores claves de la economía, cuanto hacen los obreros de los Servicios Comunales, quienes velan por la seguridad y la disciplina social en la vía pública y otros espacios urbanos, los del Comercio que tras el mostrador garantizan la venta de productos liberados y de la canasta básica; los de la Gastronomía y del turismo que elaboran alimentos y en no pocas ocasiones los llevan hasta los hogares de quienes los solicitaron…

Imposible dejar a un lado a quienes han cesado en sus tareas educacionales, profesores y estudiantes universitarios, entregados al apoyo a centros de la Salud Pública cubana, o contribuyendo, junto a los trabajadores sociales, con el Sistema de Atención a la Familia (SAF) que aporta alimentos. O a los campesinos que laboran sin descanso aprovechando las lluvias de mayo para sembrar, y obviamente a quienes se han volcado a los campos para apoyar las faenas.

También esos maestros y profesores que están al tanto de sus pupilos, los padres que son asimismo héroes cotidianos en la atención hogareña y a sus pequeños y jóvenes necesitados de estar aislados pero con requerimientos recreativos y alimentarios; en fin, un largo etcétera que se llama sociedad cubana, tradicionalmente unida junto al Partido y al Gobierno, en pos de una estrategia contra la COVID-19, porque como dijo nuestro Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez,Fuerza, Cuba, que viviremos y venceremos