La ciudad de Trinidad, el más bello de los museos

La Plaza Mayor de Trinidad, con numeros museos en derredor. Foto: José Rafael Gómez Reguera.

Por: José Rafael Gómez Reguera

No cabe dudas de que el más bellos de los museos de la ciudad de Trinidad es ella misma, un hermoso conjunto que a cielo abierto, conformado por calles y callejuelas empedradas, plazas, casas de distintos materiales, parques grandes y chicos, y desde luego sus gentes, cautiva, enamora desde un primer momento en fotos y tarjetas postales, y ya, una vez en ella, es imposible desprenderse de su magnetismo. CUBA ANTE LA COVID-19 (I) (II) (III) (IV) (V)

Trinidad, un museo a cielo abierto. Foto: José Rafael Gómez Reguera.

Muchas ciudades hermosas tiene Cuba. Las redes sociales se llenan con el amor que cada uno de sus hijos les profesan. Cada cual “tira” para su lado. Pero si de encuestas se trata, la Ciudad Museo del Caribe se sitúa en los lugares principales de la lista, para no pecar de chovinista y decir que, seguramente, está en el primero. Ser la mejor conservada de América, desde sus momentos iniciales, hasta nuestros días, es su carta de triunfo. No por gusto fue declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad junto a su Valle de los Ingenios.

Indiscutible es la belleza del Centro Histórico de Trinidad y sus museos. En la foto, torre-campanario del Museo Nacional de la LCB. Foto: José Rafael Gómez Reguera.

Y en una fecha como esta, Día Internacional de los Museos, es imposible dejar de recordar al Museo Romántico, el primero inaugurado justamente cuando se celebraba la primera Semana de Cultura Trinitaria, y luego, sin citar orden de abiertos, están el Museo de Arqueología “Guamuhaya”, el Museo de Arquitectura Colonial, el Museo Nacional de la Lucha Contra Bandidos, el Municipal de Historia, y la casa-museo de Alberto Delgado, en la finca Masinicú; la casa-museo de José Mendoza García (Pepito), y en la zona de Limones Cantero, la casa-museo del campesino Pedro Lantigua, asesinado junto a su joven alfabetizador Manuel Ascunce Domenech por bandas contrarrevolucionarias que asolaban las montañas del Escambray.  

Un ángulo del Museo de Arqueología Guamuhaya. Foto: José Rafael Gómez Reguera.

Todos encantan, y hacen junto a esas antiguas fachadas, a los interiores hermosamente decorados, a las balaustradas de madera, a ese andar tranquilo y seguro de quienes la habitan, un lugar especial que más temprano que tarde, cuando lleguemos a la tan ansiada normalidad tras la COVID-19, volverá a llenarse de jolgorio, de quienes llegan desde todos los rincones de la Isla y desde todos los continentes, a admirarla y disfrutarla, a vivirla intensamente.

Centro Histórico de Trinidad. Vista desde la zona de La Popa. Foto: José Rafael Gómez Reguera.