22 de mayo, Día Mundial del donante voluntario de sangre

Foto: ACN

Por: José Rafael Gómez Reguera

Las donaciones voluntarias de sangre constituyen un gesto solidario que en tiempos del nuevo coronavirus, causante de la COVID-19, deviene, asimismo, momento de fuerza interior, porque los pacientes recuperados de la enfermedad pueden, con el llamado “plasma hiperinmune”, salvar muchas vidas. CUBA ANTE LA COVID-19 (I) (II) (III) (IV) (V)

Cuando el mundo mira horrorizado los miles de muertos por falta de previsión de muchas naciones, o por el colapso de los servicios médicos que, por demás, en no pocas oportunidades tienen altos costos, alejados de las posibilidades del bolsillo de las mayorías, Cuba exhibe una realidad diferente, pues a los tradicionales donantes voluntarios de sangre se unen pacientes que han sido dados de alta en los centros médicos y pueden, con su plasma, contribuir a la recuperación de quienes se mantienen ingresados, en estado grave o crítico.

No son pocos los hombres y mujeres que totalmente recuperados, dicen estar complacidos de poder colaborar en el restablecimiento de la salud de otras personas aquejadas por el nuevo coronavirus, y manifiestan disposición para donar su plasma las veces que sea necesario.

Foto: Trabajadores

Si bien las exigencias son fuertes con respecto a la salud de estos especiales donantes, y algunos salvados de la COVID-19 no pueden hacerlo, convertirse en donantes de sangre es un gesto que les proporciona felicidad infinita, luego de días de angustia, de sentirse mal por saberse enfermo, aunque rodeado de personas que les proporcionan afecto y les alientan a sobreponerse emocionalmente.

Esa es la Cuba que, en medio de esta pandemia, cuando ya son muchos más los egresados que los que se detectan con la COVID-19, envía brigadas médicas para combatir la pandemia en otros países de casi todos los continentes y reafirma que la solidaridad siempre será inherente a la Revolución cubana.