Por: Rafael Novoa Pupo
Hijo de los inmigrantes españoles Francisca y Servando, Julio Trigo López, nació el 27 de mayo de 1925 en la Clínica La Balear de San Miguel del Padrón, en La Habana.
Sus padres, naturales de Galicia, se asentaron en la capital cubana en busca de mejores condiciones de vida, formando un modesto hogar. Como consecuencia del segundo parto, la salud la madre de Julio, se vio seriamente dañada y tuvo que regresar a España para recuperarse.
En Galicia, Julio asistió por primera vez a la escuela, pero a pesar de su corta edad, tuvo que compartir el estudio con algunas tareas del campo, para garantizar la subsistencia familiar.
Al regreso a Cuba, Julio continuó sus estudios hasta culminar la enseñanza media, hasta octavo grado. Desafortunadamente no pudo estudiar bachillerato como quería, para después cursar la carrera de Farmacia, que fue el mayor de sus sueños, por lo que tuvo que comenzar a trabajar para hacerle frente a las necesidades del hogar.
Trabajó como mensajero en la farmacia de Calabazar, y poco después fue dependiente. En varias oportunidades hizo llegar medicamentos gratuitamente a personas carentes de recursos.
Julio Trigo López, fue combatiente revolucionario, fundador del Partido Ortodoxo en Calabazar, y asaltante al cuartel Moncada.
Su condición de militante del Partido Ortodoxo y hombre de confianza, le permitió ingresar al movimiento 26 de julio, y participar en el asalto al cuartel Moncada, segunda fortaleza militar del país por los años 50, y que estaba ocupada por unos mil hombres.
El 26 de julio de 1953, al lograr penetrar junto a otros moncadistas, la fortaleza, los asaltantes se hallaban en total desventaja frente a un enemigo superior en armas y en hombres, quedando cercados por los soldados del ejército y sin parque suficiente para continuar el combate.
Julio Trigo López y un grupo de asaltantes, fueron apresados y trasladados por la posta 4 hacia el Moncada, donde minutos más tarde fue torturado hasta la muerte.
Al morir el joven revolucionario contaba solo con 28 años de edad. De esta forma sus asesinos troncharon sus sueños de libertad y de lograr ser especialista en farmacia, como afirmó en más de una ocasión.