¿Puede Trinidad convertirse en una burbuja turística en la etapa pCo?

Por: Pavel Peterssen Padrón

El turismo ha sido una de las principales víctimas del nuevo coronavirus. Al 27 de abril los 217 países del mundo habían establecido restricciones a los viajes y 156 de ellos –el 72 % del total- restringieron por completo el tránsito de turistas por sus fronteras. Hasta el día de hoy ningún destino turístico ha normalizado el transporte. CUBA ANTE LA COVID-19 (I) (II) (III) (IV) (V)

La situación supone ya, a reserva de su evolución posterior, pérdidas de hasta 1 200 millones de dólares y la desaparición de hasta 120 millones de empleos. Como es lógico, estas circunstancias han generado preocupación, atención, y la búsqueda acelerada de formulas para solucionar, aunque sea en parte, el grave problema. En Cuba, la situación no es diferente, porque el turismo contribuye al 10 % del PIB y emplea a medio millón de trabajadores.

Como respuesta, diversos países han considerado y/o abierto corredores aéreos para viajar y estudian la creación de “zonas de turismo seguras”, llamadas también “burbujas turísticas” o “burbujas de viajes”–en inglés, travel bubble, a las que será posible viajar y permanecer en ellas cumpliendo rigurosos protocolos de bioseguridad, como un modo de comenzar a revitalizar la actividad turística. A corto plazo parecen ser la solución del turismo en un mundo pCo. Australia y Nueva Zelanda en el Pacífico, y la República Checa, Croacia, Grecia y Chipre en Europa, Israel en Asia y Argentina en América, además de las repúblicas bálticas de Letonia, Lituania y Estonia, y el Reino Unido y Francia, son algunas de las naciones que discuten ya la utilización de esa novedosa variante del turismo, también conocida como “zonas verdes”.

Por supuesto, cada Estado decidirá cuándo y quien puede viajar desde y hacia ellos, y que medidas sanitarias deberán ser cumplidas, y buscarán a toda costa que los intercambios sean con países en situación similar a la de ellos, para evitar riesgos adicionales. En cualquier caso la gestión de los riesgos siempre continuará siendo compleja, sobre todo por el peligro real de que la COVID 19 se convierta en una enfermedad endémica.

En Cuba, es poco probable que La Habana pueda recibir turistas a corto plazo, a pesar de su reputación y ser antes del inicio del brote el principal destino turístico del país. La capital está densamente poblada, presenta serios problemas estructurales, y ha sufrido un severo impacto del nuevo coronavirus, cuyo control es aun más complejo en ese escenario urbano. Por ello, estimamos que ni siquiera en algunas de sus zonas será posible reiniciar las operaciones. Otras grandes ciudades con tradición turística, como Santiago o Cienfuegos, tendrían similares limitaciones.

Por mucho, la primera opción a la vista sería la creación de burbujas turísticas en los polos situados en los cayos del sur y el norte del país, en principio viable, pero que no está exenta de obstáculos. Entre ellos, uno importante a considerar, es que el producto turístico que ofrecen se reduce a sol y playa, que no es precisamente el más demandado en la actualidad, aunque existe una tradición todavía muy fuerte, sobre todos de emisores clásicos de turistas hacia Cuba como Canadá, de optar por estancias prolongadas, sobre la media de 15 días, en las playas cubanas.

Ante ese escenario, a nuestro juicio emerge Trinidad como una opción viable para la creación de una burbuja sanitaria que permita el recibo de visitantes extranjeros y el reinicio de las operaciones turísticas. Nuestra ciudad, relativamente pequeña, en un muy reducido espacio geográfico concentra prácticamente todas las posibles modalidades de turismo –sol y playa, cultural, histórico, de Naturaleza- y cuenta con una sólida infraestructura de servicios de excelente calidad –alojamiento, restaurantes, bares, cafeterías y centros nocturnos y culturales-, además de su reconocida artesanía, que la convierten a la luz de las actuales circunstancias en el más atractivo de los destinos cubanos, porque permitiría disfrutar a los visitantes de la mayor cantidad posible de opciones sin tener que desplazarse a otros entornos, asumiendo e incrementando el riesgo de contagios. (Tomado del perfil de Facebook de Pável Peterssen Padrón y publicado con la autorización de su autor)