Trinidad en la primera fase de la etapa recuperativa: La necesidad de mayor disciplina social

Trinidad se reanima, pero resulta imprescindible mantener la disciplina social para no retroceder en lo conseguido en el enfrentamiento a la COVID-19. Foto: José Rafael Gómez Reguera.

Por: José Rafael Gómez Reguera

Estrenamos el tercer día de la primera fase en la etapa pos-COVID-19. La ciudad de Trinidad ya no es la misma de jornadas precedentes. Para no pocos, eso de quedarse en casa es cuestión del pasado. Pero se equivocan. Ellos y quienes hacen caso omiso de guardar distancias físicas con respecto a las demás personas. También quienes salen sin el necesario nasobuco. CUBA ANTE LA COVID-19 (I) (II) (III) (IV) (V) (VI)

“Ayer vi una pareja joven en un bicitaxi, por la calle Borrell. Yo había salido por necesidad a la placita de la esquina de la calle Lino Pérez y me quedé asombrada”- me dice confidencialmente una señora entrada en años, cuyo rostro no alcanzo a reconocer tras el protector. “Él iba con un nasobuco negro y la llevaba tomada de la mano, pero ella no tenía ninguno puesto, como si el coronavirus ya fuera historia”-expresa y sigue su lento andar.

Hace más de tres meses que en la ciudad de Trinidad se detectaron los primeros casos de la COVID-19 en Cuba. Primero unos extranjeros alojados en la Ciudad Museo del Caribe, Patrimonio Cultural de la Humanidad. Luego una trinitaria con vínculos con uno de los turistas, y que evolucionó favorablemente. Desde entonces no pocos sospechosos han sido aislados, otros han sido finalmente confirmar que no estaban contagiados. Pero nada de eso puede hacernos descuidar las medidas para protegernos y así poder transitar sin sobresaltos por esta primera fase del desconfinamiento, comenzada este jueves, y seguir adelante.

“Cumplo con todas las medidas de higiene personal y no salgo de casa si no es necesario, porque soy una persona mayor y eso nos hace más vulnerables”, me confiesa un hombre con quien coincido en la panadería de la calle Santo Domingo.  “Hoy he salido a la casilla para comprar la mortadela y el pollo para los niños, y ahora el pan. De aquí para la casa, y cero salidas a otras partes”- agrega convencido de que así se cuida él y cuida a los demás.

La actual etapa de recuperación no significa el fin de la pandemia en Cuba. Por tanto, hay que mantener las medidas de higiene y distanciamiento físico. Foto: José Rafael Gómez Reguera.

La panadería está limpia y ordenada, los panes bien tapados, un dependiente anota en las libretas y la otra despacha el pan, ambos con nasobuco y batas blancas; ella, incluso, con guantes, en tanto a la entrada, un pomo con agua clorada y una palangana, a disposición de todos. “Solo una persona dentro del local; los demás fuera y guardando distancia por favor”, se les escucha decir con frecuencia.

Más adelante, en la casilla de la calle Borrell, casi esquina Santo Domingo, hay pocos clientes.  Todos esperan su turno, nasobucos mediante, en la acera de enfrente, para evitar el inclemente sol. Otro tanto sucede en la casilla de la propia calle Borrell, pero esquina a Colón. También hay disciplina entre quienes usamos los cajeros automáticos de la sucursal del Banco Popular de Ahorro, donde un joven auxilia a un anciano que dice no saber extraer el dinero de su tarjeta magnética, por si mismo.

“Jamás salgo desprotegida, me levanto temprano y hago el recorrido que me corresponde en el pesquisaje de varias familias”, comenta la joven Samadhi, estudiante de tercer año de Medicina. “Empezamos las fases de recuperación, pero salir por salir a estirar las piernas no es una buena opción”- añade.

En el actual Centro Urbano de Trinidad, en los alrededores de la Plaza Carrillo, los hoteles La Ronda, Iberostar Heritage Grand Trinidad y La Calesa han permanecido cerrados. Una camioneta de la Empresa Extrahotelera Palmares se detiene en ellos y al parecer descarga raciones de merienda. Seguramente en ellos permanecen no pocos compañeros en labores de mantenimiento y de protección.

De la glorieta del parque Céspedes salen algunas voces más alto de lo habitual. Asumo que la ingestión de alcohol, en ese sitio público, les incita a discutir a todo dar.

Dos personas pasan por mi lado conversando animadamente, uno con el nasobuco bien puesto; el otro lo lleva colgando, aunque luego se lo recoloca, aunque no bien del todo. Tres mujeres van por un costado del parque, casi a la altura del Centro Multiservicios de ETECSA. Todas llevan nasobucos colgantes, comen de sus bocaditos y a sorbos toman de sus latas de refresco mientras hablan entre ellas. Los días por venir, ¿serán así de relajados?

Por las calles de la Tercera Villa de Cuba hay muchas más personas y crece paulatinamente el tránsito vehicular. Foto: José Rafael Gómez Reguera.