28 de junio de 1997: Hallazgo de los restos del Che y algunos compañeros de su guerrilla

Medios de prensa de Bolivia y de buena parte del resto del mundo dieron cobertura al hallazgo de las osamentas del Che y de sus compañeros. Foto: Cubadebate.

Por: José Rafael Gómez Reguera

Hace 23 años, dejó de ser un secreto dónde había sido enterrado Ernesto Che Guevara, quien fuera a Bolivia a organizar un grupo de guerrilleros para, a partir de ahí, irradiar la lucha insurreccional a favor de la independencia de naciones de Latinoamérica. Perseguía un ideal y por él murió. Pero el sitio donde sepultaron su cuerpo, tras el vil asesinato perpetrado en la humilde escuelita de La Higuera, quedó en el más absoluto secreto. Hasta que la verdad salió a la luz.

Ernesto Guevara comandó la guerrilla de Ñancahuazú, que operó en tierra boliviana desde finales de 1966 hasta octubre de 1967. Foto: Cubadebate.

Las historias son hartamente conocidas: el general (r) Mario Vargas Salinas contó que los restos de Ernesto Che Guevara y seis de sus guerrilleros yacían en una fosa común debajo de la pista vieja del aeropuerto de Vallegrande desde el 11 de octubre de 1967. La historia fue revelada en el The New York Times el 21 de noviembre de 1995 por el periodista y escritor estadounidense Jon Lee Anderson.

Años después, Anderson afirmó a la agencia EFE que el Che dejó huella porque fue «un hombre marcado por su tiempo buscando abrir grietas en un momento en que era posible cambiar al mundo y en la que uno de los detonantes fue la Revolución cubana«, en la que él fue pieza fundamental.

Sin embargo, la noticia de The New York Times no era tal. En 1987, al conmemorarse los 20 años del asesinato del argentino-cubano en La Higuera, varios de los jefes militares que intervinieron en la lucha antiguerrillera escribieron libros, los cuales señalaban, casi en su totalidad, que el combatiente estaba enterrado en Vallegrande. Incluso, seis días antes de la publicación del Times, el diario boliviano La Razón difundió declaraciones similares de Vargas Salinas; pero sin trascendencia, afirma el periodista Enrique Ojito Linares, en su trabajo Cuando el secreto sobre la tumba del Che voló en pedazos, publicada por el sitio digital cubano Cubadebate.

Entonces, cuando se revela el enterramiento, y como era de esperarse, tales afirmaciones provocaron revuelo internacional. “Luego de que el gobierno del país sudamericano, liderado por Gonzalo Sánchez de Lozada, emitiera un Decreto Presidencial para comenzar las investigaciones sobre el destino final de Ernesto Guevara, solicita la cooperación del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) y de la Empresa Georradar del Área Geofísica, también de la vecina nación”, afirma el material. Y añade:

«Ese propio año, Cuba organiza una Comisión Central, presidida por el entonces ministro de las FAR, General de Ejército Raúl Castro, con un grupo ejecutivo que encabeza el proceso de la búsqueda en Bolivia, apoyado por decenas de instituciones aquí”.

El antropólogo forense Héctor Soto mientras laboraba en la identificación de los restos del Che en el Hospital Japonés, ubicado en Santa Cruz de la Sierra. Foto: Cubadebate.

En Vallegrande todo fue ajetreo. Crece la presencia de los periodistas tanto como crecen los sitios de búsqueda.

El antropólogo forense Héctor Soto Izquierdo, uno de los integrantes del equipo de expertos cubanos que encontró el 28 de junio de 1997 la tumba secreta del Che, dijo que en diciembre de 1995 el testimonio de Vicente Zabala lleva a los colegas argentinos del EAAF hasta la finca de ese campesino en Cañada del Arroyo, a 5 kilómetros de Vallegrande, donde localizan los restos de tres guerrilleros, no identificados inmediatamente.

El doctor Jorge González llegó a Bolivia a mediados de diciembre de 1995, como representante de los familiares del Che, Tania la Guerrillera y de los cubanos caídos. Foto: Cubadebate.

A mediados de ese mes, arriba a Vallegrande el cubano Jorge González Pérez, en aquel momento director del Instituto de Medicina Legal y representante de los familiares del Che, Tania y de los guerrilleros cubanos. El médico legista se incorpora a las excavaciones en Cañada del Arroyo.

A mediados de marzo allí aparecen los restos de un cuarto combatiente.

Cuba asume plenamente la búsqueda tras la retirada del Equipo Argentino de Antropología Forense. La desinformación malintencionada abunda.  Pasadas las nueve de la mañana del 28 de junio de 1997, aparecen siete restos óseos, incluidos los del Che.  

Todo lo demás es historia ampliamente divulgada: fotos, testimonios… dan fe de los estudios para identificar los restos, del esmerado trabajo realizado, del respeto a aquellos hombres y una mujer que ofrendaron sus vidas, capaces de sobreponerse a la proximidad de la muerte, como el mismo Che. Atrás quedaban casi treinta años de estudios y búsquedas en pos de la verdad. (Con información de Escambray, Cubadebate, EFE, TelesurTV).

En video, el Doctor Jorge González cuenta cómo descubrieron los restos del Che