Trinidad y el camino hacia la nueva normalidad

Trinidad transita hacia la nueva normalidad, en estas fases recperativas de la COVID-19. En la foto, encuentro del Primer Secretario de la UJC en Trinidad con jóvenes despues del trabajo voluntario en el Cordón Playa.

Por: Ana Martha Panadés Rodríguez

El camino hacia la nueva normalidad en Cuba no está exento de tropiezos; la tensa situación económica provocada por la epidemia a escala global y reforzada por el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba impide el normal abastecimiento de productos de primera necesidad y la disponibilidad de alimentos. A ello se suman las múltiples interpretaciones de los cubanos de cómo asumir la etapa de recuperación post COVID-19. CUBA ANTE LA COVID-19 (I) (II) (III) (IV(V) (VI) (VII) (VIII)

Después de varios meses de confinamiento la vida regresa a las calles de las ciudades, a los establecimientos que aben sus puertas bajo las medidas higiénico- sanitarias, a los parques, a las playas, a los sitios que habitualmente reúnen a muchas personas con espíritu de celebración, sobre todo durante estas jornadas estivales.

En Trinidad se restablece la mayoría de los servicios y los jóvenes aprovechan el verano para divertirse, pero sin dejar de aportar; por ello organizan trabajos voluntarios vinculados sobre todo a la producción de alimentos, uno de los frentes de mayor prioridad en el territorio.

“Lo más importante, cuenta Ana Rachel Santos, una joven trinitaria, es entender que, aunque el virus es invisible, todavía está, por lo que debemos seguir cuidándonos, seguir protegiéndonos, cumplir estrictamente todas las medidas orientadas; hay que estar atentos, no nos podemos descuidar y debemos ser muy disciplinados”.

Transitar hacia la normalidad reclama un serio compromiso, todos somos responsables de cumplir las indicaciones de la más alta dirección del país, con la participación de los organismos y entidades en aras de evitar el rebrote de la enfermedad, lo cual implicaría un retroceso en el restablecimiento de la cotidianidad de esta isla ideal para cualquier proyecto veraniego. Pero esta vez, la COVID-19 impone reglas, cordura y disciplina.

William Fernández, director del movimiento de los Joven Club de Computación y Electrónica en el sureño territorio, concuerda en que, a partir de la apertura de las instalaciones, se debe ser muy riguroso en las medidas higiénico sanitarias y de distanciamiento: “el trinitario debe tomar conciencia, debe ser más disciplinado y actuar con responsabilidad y en correspondencia con el esfuerzo que realiza el país para eliminar esta enfermedad y evitar una reinfección.”

Desde su experiencia como pedagoga y con absoluta confianza de que la unidad es esencial para vencer la enfermedad y desarrollar la economía, Madelin Jiménez insiste en el valor del trabajo para salir adelante y reitera la importancia de la disciplina “porque esta batalla solo se gana con disciplina, nos toca a todos nosotros, a todos los trinitarios.”

El bienestar de nuestro verano se garantiza desde la responsabilidad individual en cada escenario, sin renunciar a la diversión, según cuenta Ana Rachel: “Se han abierto centros nocturnos y se exige porque se cumplan las medidas de distanciamiento, el uso del nasobuco, las dependientas no se acercan tanto a la mesa; considero que esas medidas han dado resultado porque hasta ahora no se ha reportado ningún contagio en la ciudad”.

Por su parte, William reconoce la efectividad con la que Cuba enfrentó la epidemia: “las cifras están ahí, demuestran que la preocupación del Estado y el trabajo colectivo lograron controlar una enfermedad que aún provoca numerosas muertes en el mundo y ya nosotros transitamos hacia la normalidad”.

Después de más de tres meses de confinamiento, los trinitarios y trinitarias dejan atrás sus miedos, aprovechan el sol, la alegría de estos días para retomar proyectos y volver a soñar con las caricias, como confiesa Madelin Jiménez: “mi mayor deseo es que mi hija, que cumple misión en Venezuela, regrese y poderla abrazar”.