21 de julio de 1957: Fidel asciende al Che Guevara al grado de comandante

Por: Rafael Novoa Pupo

La noche se antoja tempestuosa en los cerros de La Plata, y en la casa de Ramón Corría, se reúnen los integrantes de la columna de Fidel Castro y los grupos de Crescencio Pérez y Ernesto Che Guevara. A este último Fidel lo mandó a buscar hasta donde se encontraba, para reunirse y trazar nuevos planes a ejecutar, de manera inmediata.

Todos se reúnen en la casa del campesino y, en horas del amanecer del 21 de julio de 1957, se redacta una de las más conmovedoras cartas escritas desde la Sierra Maestra a Frank País García; ella fue la portadora de la solidaridad de los combatientes guerrilleros con el joven santiaguero, por la muerte de su hermano Josué, pero fue con su redacción, el momento en que Fidel asciende a comandante al Che.

No fue un acto voluntarioso del líder revolucionario. Fue el reconocimiento a sus extraordinarias cualidades como combatiente y jefe político-militar, que se inició desde el mismo instante en que se enroló en las huestes cubanas.

A pesar de haber sido nombrado el médico oficial del contingente de expedicionarios, y no tener el historial combativo de otros compañeros, Fidel lo designó al frente de un pequeño grupo de combatientes que se entrenaba en el Rancho Santa Rosa en México, y para ello gravitó un grupo de cualidades que expuso en la visita que hizo a Chile en 1971.

A partir de entonces se inicia un período de continua demostración de sus cualidades excepcionales como jefe. Días antes de la llegada del yate Granma a las costas cubanas, Fidel junto a los recién nombrados capitanes jefes de pelotones, efectúan la estructuración del contingente, y procede a entregar el armamento, designar los jefes de escuadras, y otorgar los grados militares.

El Che, en su condición de médico, integra el estado mayor y es nombrado teniente jefe de sanidad. Así comenzó la demostración de su valía como hombre de acción. Días posteriores, cuando el 5 de diciembre el grupo de expedicionarios es sorprendido en Alegría de Pío, se enfrentó al dilema que en ese momento marcaría su futura actuación en la Revolución cubana: continuar con su condición de médico o convertirse en combatiente.

Finalizado el combate Fidel decide dejar al Che en su condición de médico al frente de los heridos, entre los que se encontraba el capitán Juan Almeida Bosque. Mientras la columna de Fidel se dirigió al Turquino, el Che, sus acompañantes y los heridos deciden establecerse temporalmente en la zona de Peladero, iniciando un proceso de incremento de sus fuerzas.

El 17 de julio se produce el encuentro con el jefe de la Revolución, y tuvo la peculiaridad de que lo hizo no solo con los heridos del Uvero, sino que fue capaz de formar un pequeño y selecto grupo, que, si bien no era el modelo ideal de lo que era una fuerza guerrillera, sí era la génesis de lo que con posterioridad se convirtió en la segunda columna del Ejército Rebelde, de la cual fue su conductor.

Pasados cinco días, el 21 de julio Fidel solicita la presencia del Che. Se redacta la carta a Frank País y es el momento en que, ante la pregunta de Raúl Castro, quien redactaba el documento, de qué grado ponerle al Che, de una manera escueta y precisa respondió «ponle comandante». Otra vez en su diario recoge ese instante:

«(…) Por la madrugada firmamos los oficiales una carta colectiva de pésame. Allí se vieron varios ascensos: Yo tenía cargo de comandante, al guajiro Luis se le daba el cargo de teniente, Ciro era capitán, y se nombraba teniente a Raúl Castro, que había sido destituido por una insubordinación de todo el pelotón, y a William que era ascendido».

Años más tarde en uno de sus escritos publicados en la revista Verde Olivo lo manifestó de la siguiente manera:

«Enviábamos una carta de felicitación y reconocimiento a Carlos, nombre clandestino de Frank País quien estaba viviendo sus últimos días. La firmaron todos los oficiales del Ejército Guerrillero que sabían hacerlo (…) Se firmó la carta en dos columnas y al poner los cargos de los componentes de la segunda de ella, Fidel ordenó simplemente: “ponle Comandante” cuando se iba a poner mi grado. De ese modo informal y casi de soslayo, quedé nombrado comandante de la segunda columna del Ejército Guerrillero».

Con la independencia operativa que implicaba este ascenso inició la consolidación de sus dotes de jefe militar auténtico, exigente y capaz.

Extraordinaria debió ser la impresión que causó en el jefe de la Revolución al ascenderlo de ese modo, a pesar de ser un extranjero que vino como médico en el Granma, y tener un historial revolucionario menor que otros combatientes.

A partir de esos momentos, el proceso de organización del destacamento guerrillero adquirió un nivel cualitativamente superior, donde dos comandantes y dos columnas, se encargarían de hacerlo. (Con información del periódico Granma).