Osvaldo Herrera, capitán de la sierra y del llano

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Por: Rafael Novoa Pupo

Osvaldo Herrera González, nació en Santa Clara el 25 de julio del año 1933. Cursó sus primeros estudios su ciudad natal, y luego matricula en la Universidad para cursar sus estudios de bachillerato. Al producirse el golpe de estado el 10 de marzo, en una de las manifestaciones del directivo estudiantil donde se encontraba Osvaldo, este fue expulsado del instituto por su actitud y manifestaciones revolucionarias.

En la Universidad de La Habana, continúa la labor conspirativa, por lo que es perseguido con saña, y se ve obligado a subir a la Sierra Maestra. Allí se incorpora a la Columna Uno “José Martí”, comandada por el líder de la Revolución Fidel Castro Ruz, y luego pasa a las órdenes del entonces capitán Camilo Cienfuegos quien pronto lo nombra teniente auditor. Juntos planean un ataque a Bayamo, que incluye varios puntos clave. Luego es ascendido a capitán por su capacidad y valor, además de ser seleccionado para reorganizar el Movimiento Revolucionario 26 de Julio en Bayamo, Las Tunas y Holguín.

Desarrollando estas actividades es víctima de una cobarde delación, es capturado por los esbirros de la tiranía, y sometido a horribles torturas, a las que, por su valentía y compromiso con la Patria, no dijo una sola palabra que pudiera dañar a las tropas rebeldes, y a sus compañeros del llano y de la Sierra.

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La actividad de Osvaldo en dichas ciudades fue breve, pero intensa. Adopta el pseudónimo de Orlando Leyva y se mueve con celeridad de un lugar a otro. En carta a Raúl Castro, Camilo valora su trabajo de la siguiente manera: «En estas direcciones de Holguín y Bayamo tengo un hombre, el Capitán Osvaldo Herrera, como coordinador de las 4 ciudades, está trabajando muy bien y si te puede ser útil escríbele o mándale algún hombre de confianza, el nombre que usa es Orlando.

La casualidad, hace que lo detengan en Holguín, y cuando es trasladado a Bayamo, un chivato lo reconoce y comienzan las horribles torturas, según refiere Silvina Leyva, detenida junto a Osvaldo, a quién este le dijo con decisión: «No sacarán nada de mí».

Muy duros debieron ser los últimos minutos del capitán del Ejército Rebelde Osvaldo Herrera en las mazmorras de la tiranía. Como segundo de la tropa de Camilo Cienfuegos en los llanos del Cauto y capitán auditor había llevado el Diario de Campaña, y conocía al detalle todo lo relacionado con la guerrilla.

El 23 de julio de 1958, al ser interrogado y al no querer hablar o delatar a los compañeros de lucha, Osvaldo Herrera decidió ahorcarse poniendo el cinto en su cuello, y amarrándolo de la colombina, dejó caer su cuerpo.

La muerte del bravo capitán le causa un profundo dolor a su jefe y amigo, el Comandante Camilo Cienfuegos, quien al conocer que ha sido designado por Fidel para dirigir una columna invasora que llevaría la Revolución hasta Pinar del Río, le propone al máximo líder que se llame Osvaldo Herrera, en homenaje al valiente santaclareño. «Fidel explicó que ya se había escogido el nombre de «Antonio Maceo», y Camilo comprendió que, al tratar de reeditar la página más gloriosa de la Guerra del 95, el más adecuado sin duda, era el del genial táctico y estratega mambí.

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No obstante, en la orden firmada por Fidel asignándole a Camilo Cienfuegos la misión de la invasión, está el mayor y mejor reconocimiento al valeroso revolucionario: «Para premiar, destacar y estimular los actos de heroísmo en los soldados y oficiales de la columna invasora no. 2 Antonio Maceo, se crea la medalla del valor Osvaldo Herrera, capitán de dicha columna, que se arrancó la vida en las prisiones de Bayamo después de gallarda y heroica actitud de resistencia frente a las torturas de los esbirros de la tiranía.

A 62 años de tales sucesos, varios centros e instituciones de su ciudad natal y de Villa Clara, se honran con llevar el nombre de Osvaldo Herrera, incluido el barrio que le viera crecer como hombre, y revolucionario. (Con información de Ecured).