El Moncada: inspiración para los jóvenes cubanos

Los jóvenes trinitarios, en la primera línea de combate contra la COVID-19, son reconocidos por sus esfuerzos, al culmiar sus estudios y graduarse.

Por: Ana Martha Panadés Rodríguez

En la madrugada del 26 de julio de 1953, un grupo de jóvenes, con las ideas de José Martí en el corazón, decidieron cambiar la historia de Cuba. “No era el fin, sino el comienzo” expresó Fidel Castro tiempo después; el revés se convirtió en victoria, en inspiración para continuar la lucha, para abrazar ideales y convicciones. CUBA ANTE LA COVID-19 (I) (II) (III) (IV) (V) (VI) (VII) (VIII)

Los sucesos del Moncada dejaron una impronta en esta isla revolucionaria; los historiadores han escudriñado en cada acción: en los tres objetivos a asaltar, en la lectura de los versos “Ya estamos en combate”, en el arrojo de aquellos jóvenes, liderados por Fidel, en el combate y las torturas. Siempre vale la pena repasar los acontecimientos y entender por qué la frase un “revés que se convirtió en victoria”.

El Mocada marcó el camino para futuras y decisivas acciones, el desembarco del yate Granma, la lucha en la Sierra Maestra, el Triunfo de la Revolución, la batalla contra cada acto hostil que pretende inútilmente socavar principios y realidades, los brazos jóvenes de la nación aportando ideas, construyendo el futuro.

Jóvenes egresados de Medicina reciben sus títulos como graduados de varias especialidades y a la vez, reconocimientos por sus esfuerzos integrales en bien de la sociedad.

“En vísperas del 26 de Julio, ilustra Abran Sánchez, secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas en el sureño territorio de Trinidad, vamos a reconocer a los estudiantes de Medicina y de otras especialidades de la Salud Pública que participaron en las pesquisas activas y no dudaron en cumplir una tarea que resultó vital en el enfrentamiento al nuevo coronavirus”.

En un gesto humanista, poco más de 240 alumnos de las especialidades de medicina, enfermería, tecnologías de la salud y estomatología en esta ciudad tocaron a la puerta de los trinitarios para preguntar por síntomas, insistir en las medidas para protegerse, tranquilizar a los ancianos, cuidarnos a todos.

“Resultó una experiencia maravillosa, cuenta Rachel, una de las jóvenes que asumió con mucha responsabilidad esta tarea, sobre todo en el caso de los adultos mayores que en ocasiones nos manifestaron mucho temor pues pertenecen al grupo más vulnerable; hablamos con los abuelitos y abuelitas, con la familia, les insistimos en que no debían salir de casa, para que hoy no faltara nadie”.

Y es que los jóvenes de hoy también tienen su Moncada; no el de las balas mutilando la inocencia, pero si el de un virus minúsculo que los llevó a la zona roja y olvidaron sus miedos para defender la vida; el de un país bloqueado que apela a su inteligencia y aporte para producir y satisfacer las necesidades del pueblo, el de una nación amenazada que confía en las nuevas generaciones de combatientes para no renunciar jamás a sus sueños de justicia.

El Moncada confirmó que la Revolución cubana es un proyecto de jóvenes, de esperanzas, de continuidad.