En Trinidad jóvenes universitarios escribieron su propia historia contra la COVID-19

Jessica y Julián acompañaron a los ancianos en la batalla contra el nuevo coronavirus.

Por: Ana Martha Panadés Rodríguez

Los jóvenes del municipio de Trinidad aprovechan el regreso a la nueva normalidad para disfrutar de la temporada estival; si bien la amenaza que significa el nuevo coronavirus exige tener en cuenta ciertas precauciones, los meses de verano invitan a disfrutar y celebrar cada victoria ganada a la epidemia. CUBA ANTE LA COVID-19 (I) (II) (III) (IV(V) (VI) (VII) (VIII)

Los jovenes garantizaron que nuestros ancianos no salieran de casa.

Para los estudiantes universitarios, por ejemplo, los días pasados regalan vivencias inolvidables; cuando fueron convocados por la dirección del Centro Universitario Municipal Julio Antonio Mella no dudaron en responder al llamado y mostrar su disposición de aportar en esta batalla de todos por la vida.

Se les encomendó entonces una tarea de hondo sentido humano: tocar a la puerta de los adultos mayores que, por las más diversas razones, viven solos, pero en tiempos de zozobra, en tiempos de lucha contra un enemigo diminuto y especialmente cruel con los ancianos, estuvieron acompañados por estos jóvenes que olvidaron sus propios miedos para ser útiles y servir.

Servir, deviene por estos días verbo sanador contra una pandemia y también contra el egoísmo y el individualismo que no caben por suerte en el corazón de nuestros muchachos y muchachas. Ellos aplazaron los días de conferencias y exámenes, aplazaron evaluaciones y prácticas profesionales para conocer la grandeza de una obra que apuesta siempre por el mejoramiento humano.

Y cuando se les llamó para reanimar huertos, organopónicos o polos productivos también ofrecieron sus brazos entusiastas. Jessica, una joven que estudia segundo año de Psicología confiesa la dureza de esta faena, pero a la vez coincide con su amigo Julián, de la especialidad de informática de la Universidad José Martí de Sancti Spíritus, que resultó una experiencia enriquecedora.

Nuestros universitarios desafiaron el sol, la lluvia y la ameanza del virus.

Cuando regresen los días de clases, de la emoción por el reencuentro, estos jóvenes trinitarios tendrán razones para recordar que, en las hazañas cotidianas protagonizadas por los cubanos y cubanos contra el nuevo coronavirus, ellos también tuvieron su parte en una historia que desde el mismo comienzo anunciaba un final feliz; no podría ser de otra manera cuando el amor y la esperanza acompañaron a nuestros jóvenes.