Hotel Village Costasur de Trinidad: ¿reservado por la COVID-19? (+infografía)

En el hotel Village Costasur, de Trinidad se abrió un evento de transmisión local. Foto tomada de Escambray.

Violaciones de medidas de bioseguridad en la instalación turística, de notable acogida entre los vacacionistas y localizada en la península de Ancón, en Trinidad, le allanaron el camino a la aparición de un evento de transmisión del coronavirus allí, que reportaba 16 infectados hasta este viernes CUBA ANTE LA COVID-19 (I) (II) (III) (IV(V) (VI) (VII) (VIII) (IX)

—Desde ahora, ustedes dejan de ser huéspedes para convertirse en pacientes.

Un rictus amargo se perfiló en el rostro del subdirector general del hotel Village Costasur, Yordanis Fernández Alonso. A esa hora del 9 de septiembre, su voz había perdido algo de la cordialidad con que suele dirigirse habitualmente a los clientes: dos de los trabajadores del centro habían resultado positivos a la COVID-19.

A partir de ese día, las autoridades sanitarias de la provincia declararon abierto un evento de transmisión local en la instalación, perteneciente al Grupo Hotelero Cubanacán S.A., en la península de Ancón. De nuevo Trinidad acapararía titulares; por este polo turístico, uno de los más importantes de Cuba, había iniciado la propagación del SARS-CoV-2 en el país el 11 de marzo pasado, cuando fueron detectados los primeros casos portadores del coronavirus: tres turistas italianos alojados en un hostal de la tercera villa cubana.

RESPONSABILIDAD, ¿EN SACO ROTO?

Salvador Martín Leal nunca imaginó verse confinado en la habitación de un hotel. “La 110”, aclara y su tono trasluce que jamás olvidará el número. Desde que la dirección del Village Costasur hiciera pública la mala nueva ante todos los huéspedes, este espirituano y su esposa no salieron de esas cuatro paredes.

Bajo tales condiciones de aislamiento vivieron más de 90 clientes del hotel trinitario, que había sido declarado en cuarentena desde el martes último por decisión del Consejo de Defensa Provincial (CDP).

El detonante del rebrote de la pandemia en Trinidad está identificado: dos vacacionistas de Ciego de Ávila que visitaron la instalación del 27 al 31 de agosto, infectados por el SARS-CoV-2, cuya cadena de contagios en la provincia espirituana asciende a 16 personas: tres trabajadores del hotel (cantinero, dependiente de servicios gastronómicos y agente de seguridad y protección), un contacto de caso confirmado del propio centro y 13 clientes; entre estos últimos el esposo de la hija del propio Salvador Martín.

“Vivimos días que no se los deseo a nadie. A mi yerno le dio positivo la PCR; por eso, a mi hija y a mi nieto se los llevaron para un centro de aislamiento”, aclara Salvador.

—¿Por qué tantos contagiados en el Costasur?

—Allí, los compañeros del hotel sí exigían por el cumplimiento de las medidas. En el restaurante, uno pedía lo que quería y el dependiente, con sus guantes puestos, te lo alcanzaba; en los pasillos, te decían: “Por favor, súbase el nasobuco”.

Con esa opinión coincide la también clienta Yunia Díaz Legón, especialista comercial en la Unidad de Negocios Dinvai Construcciones, que interviene en la ejecución del hotel Meliá Trinidad, cerca del Village Costasur. “Estamos alojados ahí desde mayo; existen las soluciones desinfectantes en varios sitios, la dirección del hotel exige por que se cumplan las normas…”.

Yordanis Fernández Alonso sabe que la profesionalidad de su colectivo está en boca de medio mundo. Lo lamenta y le duele. La instalación, reabierta el primero de julio, registró más de 13 600 turistas/días hasta agosto, con un alto nivel de satisfacción de los vacacionistas.

—¿Qué violaciones se cometieron?

—No puedo ser absoluto, porque no todo el día estoy en todas las áreas; pero de que los trabajadores se protegen, sí se protegen.

—¿No estaba preparado el hotel para prestar servicio en tiempos de COVID-19?

—Sí, más que preparado. Esta fue la primera instalación en recibir la certificación de Turismo más higiénico y seguro. En todas las visitas de inspección tuvimos resultados satisfactorios. Ahora bien, es difícil prestar servicios de recreación y gastronómicos, porque la gente no viene aquí a una reunión; se divierte, toma. Y tienes que explicarles que es necesario mantener la distancia…

—Pero ustedes conocían que Ciego de Ávila presentaba una situación complicadísima con la pandemia.

—Por esa razón, a los clientes de Ciego se les extremó la vigilancia; pero si no se sentían nada… No obstante, hay cuestiones que tenemos que analizar y revisar. Lo ocurrido nos deja la experiencia de la necesidad de cumplir cada medida al pie de la letra en el hotel, donde existe un cuerpo médico y de enfermería las 24 horas.

Precisamente, cuando el anuncio de los casos positivos relacionados con el centro turístico, permanecía de guardia el doctor Alexander Gálvez Valdivia, quien sostiene que a los veraneantes al arribar allí se les practica la pesquisa de rigor.

“Golpea el alto porcentaje de asintomáticos en el momento de diagnosticárseles la enfermedad, como sucedió con los casos de aquí”, ejemplifica y recuerda cómo, junto al enfermero Reinier González Mursulí, salía a pesquisar a las personas que estaban aisladas en el hotel, entre ellas más de 70 de sus trabajadores. Estetoscopio al cuello y mascarilla ajustada, desaparecía por el largo pasillo, que extraña aún la algarabía de los vacacionistas.

BÚSQUEDA A FONDO

A la profesora Violeta Ortiz Soto no hay quien le hable ahora del teorema de Pitágoras, de ecuaciones. Aislada en la villa Cabagán, su cabeza está en la familia y en los alumnos del Instituto Politécnico José Mendoza, uno de los cuales dio positivo a la COVID-19 durante las indagaciones asociadas al evento del hotel trinitario. “Por si no bastara, tengo un nieto en esa aula”, aduce.

Estudiantes y profesores de ese plantel educacional, como de otros del territorio, forman parte de la llamada araña epidemiológica que conocen con puntos y comas las especialistas del Centro Municipal de Higiene y Epidemiología (CMHE), en particular la doctora Idoneida Cid Garrido, quien, como sus colegas, ha trastocado el día con la noche para realizar los procederes en la búsqueda de contactos.

—Doctora, ¿qué falló en el Costasur?

—Uno no tiene rayos X en los ojos para identificar si la persona está infectada o no. En el parte diario, el hotel no informó a nadie con sintomatología.

—Hubo medidas de bioseguridad que se infringieron.

—Claro, puede ser; pero eso es responsabilidad de cada trabajador. Tampoco estamos las 24 horas con él.

En el escenario epidemiológico trinitario y en función de cortar las cadenas de contagios, el sistema de Salud ha realizado más de 1 100 pruebas de PCR, sumadas las practicadas al colectivo laboral del Village Costasur, clientes, contactos en la comunidad, constructores del hotel Meliá Trinidad…

“A medida que se han dado los resultados de las PCR —dice Yanisleidy Turiño Lema, directora del CMHE—, la población ha ganado en seguridad y ha tenido más confianza en las acciones que desarrollamos. Nuestro equipo, integrado por mujeres, ha trabajado expuesto al riesgo, cuidándose mucho y sin mirar la hora”.

FUENTES: Dirección del hotel Village Costasur y Consejo de Defensa Municipal de Trinidad. (Infografía: Angel R. Borges).

ACCIONES

Tania Gutiérrez Fontanills, vicepresidenta del Consejo de Defensa Municipal (CDM), lleva cinco noches casi sin pegar un ojo. Sabe cuándo sale de casa; nunca la hora de regreso. Ello sí, siempre le ronda una inquietud: la salud de su madre, fino cristal a los 78 años. “Por eso me cuido mucho; hemos vivido días tensos y no son pocas las medidas implementadas para contener la COVID-19”, remarca.

Habla de la creación de los centros de aislamiento (villas Arrocera, Siguaney, Cabagán y del Ministerio de la Construcción), los cuales disponen de los equipos de asistencia médica, y cuentan, asimismo, con el aporte de los colectivos de cada uno de estos.

Por su parte, el presidente del CDM, Denis Díaz Peláez, se refiere al aumento de los puntos de fronteras, que funcionan en las carreteras Trinidad-Cienfuegos, Trinidad-Sancti Spíritus y Topes de Collantes-límites con Villa Clara, así como en Seibabo. “Al municipio no puede entrar nadie, a no ser por una situación familiar delicada”.

También para evitar la movilidad dentro del propio territorio, se ha extendido gradualmente la venta de productos básicos (aceite, pollo…) a asentamientos rurales. A esta decisión, se adicionan otras como la ampliación de las pesquisas y de los estudios epidemiológicos en instituciones y en la comunidad.

—Denis, ¿por qué no se ha suspendido la docencia en todas las escuelas?

—No podemos decir que haya una transmisión generalizada de la COVID-19 en el territorio. Además, los eventos han sido aislados; sabemos la raíz y los contactos de esos casos los tenemos aislados y también se les realizan las PCR. Sabemos que la asistencia ha sido baja.

—¿Hubo negligencia en el cumplimiento de las medidas de bioseguridad en el Village Costasur?

—Claro; cuando existe una incidencia de esta naturaleza es porque algo se violó. No obstante, el hotel ha sido uno de los que mejor han funcionado en el municipio. Su dirección es exigente con sus trabajadores. Podrá haber cierto descuido de alguien allí; pero, el Costasur muestra una labor sostenida desde el pasado año.

Para reactivar la industria del ocio en Cuba, afectada hasta sus cimientos por el SARS-CoV-2, el Ministerio del Turismo estructuró medidas y protocolos de higiene y seguridad con la asesoría del Ministerio de Salud Pública y en concordancia con las indicaciones de la Organización Mundial de la Salud y la de Turismo.

He ahí la carta náutica para garantizar la salud de clientes y trabajadores del sector. Cuando se desestima alguna medida de esa brújula, la COVID-19 puede dar el zarpazo,  comprometer la vida —lo más importante— y el prestigio de una instalación como el Village Costasur, así como poner en vilo a mucha gente, sin olvidar, claro, los considerables gastos que representan para Cuba, que, a pulmón, intenta sacudirse la crisis económica. Con todo ello quizás concuerde Yunia Díaz, cliente del hotel, que, para ella, en los días de cuarentena semejó el desierto del Sahara.