Por: Ana Martha Panadés Rodríguez
La siembra de cultivos de ciclo corto, el acopio y distribución de todo lo que pueda ser aprovechado y la reactivación de la agricultura urbana, definen la estrategia para la recuperación de uno de los renglones vitales de la economía y que sufrió el impacto de las fuertes lluvias asociadas a la tormenta tropical Eta: la producción de alimentos.
En el municipio espirituano de Trinidad unas 400 hectáreas quedaron bajo el agua tras la crecida del rio Agabama, según confirma el director de la Empresa Agroforestal, Vladimir Palmero Hernández; hoy la prioridad es limpiar las áreas, plantar nuevamente y sudar los planes desde el surco.
“Las principales afectaciones se concentran en el tomate y el frijol, con alrededor de 10 hectáreas dañadas en cada uno de estos renglones y cuyas producciones estaban destinadas para fin de año. Eso obliga a no perder un segundo y comenzar la siembra en cuanto las condiciones climáticas lo permitan, mientras ya se trabaja en la recuperación de otras áreas y productos”.
Palmero Hernández, señaló que, gracias a la previsión de los productores, se lograron salvar unas 120 mil posturas de las casas de cultivo en las Cooperativas de producción Agropecuaria Pedro Lantigua y Trece de Marzo, las que serán plantadas nuevamente con el propósito de garantizar niveles de tomate y otras hortalizas, renglones de alta demanda en la mesa de los cubanos.
Aunque ya contra reloj, en el territorio se cuenta con los recursos: la maquinaria, unas 120 mil posturas salvadas de las lluvias y niveles suficientes de semillas de otros cultivos como la yuca, el plátano y el boniato para avanzar en la recuperación de la actividad agropecuaria por estos predios.
