En Trinidad de Cuba, la sonrisa ilumina nuestros parques

Texto y fotos: Ana Martha Panadés Rodríguez

No hay sombras en la mirada de los niños que hoy juegan, ríen, dibujan y sueñan en Trinidad; acompañados algunos por sus profesores, otros por sus padres, se reunieron en el parque Carlos Manuel de Céspedes de la ciudad para celebrar con la más plena inocencia el Día de los Derechos Humanos, una jornada también de desafíos para la comunidad internacional.

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La tragedia que viven millones de niños, jóvenes y ancianos, agravada por la crisis sanitaria de la pandemia y no poca veces manipulada por los grandes medios de comunicación, corta el aliento cuando nos llegan los reportes de muertes por enfermedades prevenibles, el tiroteo en una escuela o un misil perdido.

En nuestra isla, con un proyecto social perfectible, constituye un día de celebración y de reflexión en torno al futuro. A pesar de obstáculos, de agresiones, de bloqueos y manipulaciones es una realidad innegable la voluntad del Estado en la construcción de una sociedad cada vez más justa, libre, democrática, solidaria, próspera y sostenible, guiada por  los ideales de José Martí y Fidel Castro.

Y mientras Yaiquelis sonríe porque ni siquiera los días de aislamiento la apartaron de sus amiguitos ni tampoco de la posibilidad de continuar las clases por la tele: “el regreso a la escuela es maravilloso, ahora debemos estudiar mucho, en mi caso quiero ser doctora”, José Miguel, alumno de la escuela Pepito Tey  asombra por la madurez de sus palabras: “somos libres de pensamiento, podemos expresar nuestros criterios, en Cuba somos muy felices y me da mucha tristeza saber que en otros países los niños no tienen ni una casa donde vivir”.

En esta día de alegrías, Maico también tiene el derecho de expresar sus ideas; él estudia en la escuela especial Jesús Betancourt y cuenta de lo bien que se siente en el centro, de lo mucho que lo quieren los maestros y cuánto le agradece a Fidel, a quien le dedicó unos versos muy hermosos. Esas son las esencias por las que aún luchamos y defendemos a cualquier precio.

Tal vez el odio, la intolerancia, confunda a algunos, incluso en esta isla por más de 60 años asediada, pero aún en esta fría mañana del 10 de diciembre nuestros niños y niñas toman las calles de la Patria, de nuestro parque,  para iluminar sonrisas en cada rostro.