Suspicacias en Panamá por inusuales visitantes de EE.UU.

Foto: PL.

En las últimas dos semanas visitaron a Panamá los jefes estadounidenses Timothy Shea, de la DEA (oficina antidrogas), Craig Faller, del Comando Sur y Chad Wolf, secretario de Seguridad Nacional, que despertaron recelos en algunos panameños.No es usual este tipo de visitas de los estamentos estadounidenses de seguridad a su más alto nivel y menos aún que ocurran una tras otra, declaró al canal TVN, Oswaldo Fernández, exjefe de la Policía Nacional, aunque aclaró que cualquier análisis de los motivos pudiera caer en especulación.

‘Si es en beneficio de la seguridad pública del país y el combate a la delincuencia y la criminalidad, es positivo’, agregó, tomando en cuenta la versión oficial de ambas partes de que los temas fueron seguridad regional, movimiento migratorio y la lucha contra el narcotráfico y crimen organizado.

El excanciller Jorge Eduardo Ritter, también admitió a la televisora que como no hay información suficiente, se presta a la especulación, mientras que Jaime Abad, exdirector de la extinta Policía Técnica Judicial, dijo que el tema de la seguridad regional es básico en este tipo de encuentros, sin embargo, no son los únicos que se abordan.

Mientras, otros criterios, como el expresado por el partido Frente Amplio por la Democracia (FAD), escrutan momentos similares de la historia y se adelantó en repudiar cualquier intento ‘de revivir la oprobiosa presencia militar norteamericana en Panamá’, como sucedió con el Convenio sobre Bases Militares rechazado en 1947.

También conocido como Filós-Hines, por los firmantes del acuerdo, se trató entonces de una prórroga de la múltiple presencia castrense fuera de la franja colonial del canal interoceánico, lo cual generó una masiva protesta popular y la renuncia del entonces canciller Ricardo Joaquín Alfaro, defensor de la soberanía.

Al día siguiente de la dimisión, el sustituto Francisco Filós rubricó el documento, desaprobado después por la Asamblea Nacional; por eso el FAD tituló ahora su manifiesto ‘Ni una traición más’ y exigió al gobierno encabezado por el presidente, Laurentino Cortizo, rendición de cuenta sobre las actuales conversaciones.

‘¿Cuáles han sido los compromisos adquiridos por Panamá en estas reuniones?’, pregunta el texto, que llamó a las ‘fuerzas patrióticas y populares a declararnos en estado de alerta’, por lo que considera una forma encubierta de instalar ‘una base militar norteamericana disfrazada de conjunta’.

Referido al tema, ‘Algo huele a podrido en Dinamarca’, fue la frase del personaje shakesperiano de Hamlet que trajo a colación el analista Fernando Martínez, en el programa radial de opinión Mesa de Periodistas, al mencionar gestiones de ‘última hora’ del gobierno de Donald Trump ‘relacionadas con quién sabe qué’.

Presagió que su nación ‘pudiera estar formando parte de una agenda no declarada con relación a Venezuela, con el propósito de derrocar al gobierno’ (del presidente Nicolás Maduro).

En el propio espacio, Ritter recordó que el ‘el desfile’ de funcionarios que guardan relación con la seguridad de Estados Unidos se inició antes con las visitas del consejero y el asesor de Seguridad Nacional, Robert O’Brien y Mauricio Claver-Carone, respectivamente.

Su experiencia en lides diplomáticas y políticas validan el razonamiento de que, si Panamá no es para la potencia norteña una prioridad en el problema migratorio, por ejemplo, los motivos de las continuas visitas serían el enfrentamiento al narcotráfico y algo relacionado con Venezuela, que sí está en la agenda de Trump.

Las conclusiones de estos y otros profesionales participantes en el debate, fueron alertar sobre la inusitada presencia militar estadounidense, con énfasis en la apartada zona de Darién, cerca de la frontera con Colombia, y los crecientes rumores de una base militar conjunta, que violaría la neutralidad de Panamá.

En medio de la cadena de constantes visitas, el Foro Social de Panamá declaró en agosto pasado: ‘no somos un ‎protectorado, colonia, ni un Estado Asociado de Estados Unidos’ y acudió a las palabras del general Omar Torrijos: ‘Ni tampoco queremos añadir una estrella más a la bandera de los Estados Unidos de ‎América!’. (Agencia Prensa Latina).