Carpas vietnamitas llevan mensajes al Emperador de Jade

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Por: Alberto Salazar Gutiérrez

Los vietnamitas soltaron hoy millones de carpas en ríos y lagos para que, jinetes sobre ellas, los genios Ong Cong y Ong Tao lleven sus pedidos al Emperador de Jade en ocasión del Tet.

Esta vez el Nuevo Año Lunar comienza el 12 de febrero, pero desde hace días las familias están enfrascadas en los preparativos de su más importante fiesta anual. Y la tradicional liberación de carpas doradas y rojas es uno de los más importantes.

Comprensible, porque la misión de Ong Cong y Ong Tao -los genios de la Tierra y de la Cocina- es nada más y nada menos que informar al Emperador de Jade cómo les fue a las familias en el año a punto de expirar y hacerle llegar sus deseos para el próximo.

Pero a los Tao Cong, como también se les llama, hay que crearles las mejores condiciones para llegar al cielo y entonces en las aguas y en los altares se les ofrendan alimentos, frutas, flores y agua, de modo que nada les falte en el largo camino hasta allá.

En honor a los mensajeros, en la fecha también se queman mantas, botas, sombreros, ropas, billetes falsos y otros artículos en papel, regularmente rojos y dorados, porque como todo el mundo sabe o debiera saber, esos son los colores de la buena suerte y la prosperidad.

Una vez hecho todo eso, los Tao Cong están listos para emprender viaje y es entonces cuando se liberan las carpas en ríos, arroyos y lagos, una costumbre que, por demás, se considera una muestra de gratitud y respeto hacia los animales.

Cumplido el compromiso con las carpas, los vietnamitas regresan a sus hogares y los limpian y decoran, sabedores de que el buen comienzo del Tet pasa por la purificación, el orden y la limpieza.

Ong Cong y Ong Tao estarán de vuelta a la Tierra en vísperas del Nuevo Año y, justo a la medianoche, ante la familia reunida, harán saber de alguna manera que cumplieron la misión de convencer al Emperador de Jade de que derramara dicha, prosperidad y abundancia sobre el hogar.

Este año va a ser necesario que la cumplan mejor que nunca en milenios, pues como el resto del planeta, Vietnam está bajo el acoso de un enemigo invisible y solo diminuto en apariencia.

No hay que ser muy imaginativo para figurarse la cara de asombro del Emperador cuando vea llegar a Ong Cong y Ong Tao con mascarillas sobre el rostro.

Solo cabe esperar que en su infinita sabiduría el Señor de Jade mande a los vietnamitas, y a toda la gente de este mundo, unas salvadoras vacunas fabricadas con materias celestiales. (Agencia Prensa Latina).