Museo Emilio Bacardí, reliquia de la cultura cubana y primero de su tipo en la isla

Por: Rafael Novoa Pupo

Fundado en Santiago de Cuba el 12 de febrero de 1899, el Museo provincial Emilio Bacardí Moreau, ostenta el nombre de su fundador. La institución, atesora valiosas muestras de la cultura precolombina, del arte nacional y de la historia cubana. Fue declarado Monumento Nacional en el año 1999.

Surgió con el objetivo de recuperar las reliquias de las guerras de independencia y para ello fue necesario que el entonces alcalde Emilio Bacardí, contactara con miembros del Ejército Libertador y con ex oficiales del Ejército español. A su vez, numerosos patriotas y familiares de aquellos que habían participado en las gestas libertarias, hicieron donaciones de objetos que fueron enriqueciendo, sus colecciones.

El edificio que hoy ocupa el Museo Emilio Bacardí Moreau se distingue por su fachada ecléctica, decorada con elementos neoclásicos. Este inmueble fue diseñado por el arquitecto santiaguero Carlos Segrera, a quien le fuera encomendado el proyecto en 1915. Las labores constructivas comenzaron el 28 de octubre de 1922, fecha de colocación de la primera piedra. Seis años más tarde, el 20 de mayo de 1928, fue inaugurado oficialmente el museo-biblioteca, al que se le honró con el nombre de su ilustre fundador, el cual falleció antes de que la obra estuviera terminada. Su fachada principal está jerarquizada por una amplia escalinata que da acceso a un pórtico flanqueado por monumentales columnas estriadas, de orden corintio.

La centenaria institución cuenta con 3 salas expositivas: Arte, Historia y Arqueología. En esta última se guardan objetos relacionados con los primeros pobladores que llegaron a nuestro país: objetos de trabajo y vasijas. En la sala de Historia se hallan artículos estrechamente relacionados con las luchas independentistas y en la de Arquitectura existen varios atractivos, entre ellas momias egipcias traídas por los mismos fundadores del museo y también momias paracas del Perú.

En otra de las salas del Museo Emilio BacardíMoreau, específicamente la de los Generales, se encuentran las polainas del Lugarteniente General Antonio Maceo Grajales y la hamaca en la que se recogió su cuerpo mortalmente herido. En uno de los paneles vecinos puede verse el frac y el chaleco usados por José Martí la noche del 26 de noviembre de 1891, en su primera visita a Tampa cuando en el club Ignacio Agramonte, pronunció su discurso para la propaganda de organización del Partido Revolucionario Cubano.

Se expone también el estuche dental con doble fondo, que sirviera para transportar mensajes que llevaba el doctor Zambrano de Nueva York a Manzanillo en 1894. Así como los restos del primer ataúd de madera y el lazo-corbata que usaba Martí, cuando murió en combate y que recogiera de entre sus restos, el coronel Federico Pérez Carbó.

Igualmente se muestran fotocopias de las actas de reconocimiento y exhumación del cadáver, instrumental médico empleado para este último proceso, número del nicho donde descansaron sus restos y fragmentos de la madera del ataúd en que fue trasladado su cuerpo inerte desde Remanganagua, en Contramaestre, hasta la ciudad.

Una de las piezas únicas que exhibe el museo es un torpedo construido artesanalmente por los mambises para volar los veleros españoles fondeados en la boca del río Cauto, durante la Guerra de Independencia del siglo XIX.

El Museo Emilio Bacardí Moreau posee la pinacoteca más importante de Cuba y una colección de pintura colonial que data de los últimos tres siglos. En la parte superior del museo existen obras del renacimiento español, entre ellas las del artista Juan Pantoja de la Cruz, pintor de la corte del rey Fernando II. Está montada también una sala amplia de arte académico cubano, donde se expone la obra de creadores de la talla de Wifredo Lam, Rene Portocarrero y Amelia Peláez.

Posee un extenso fondo de más de 23 000 bienes patrimoniales, entre los que se destacan documentos y manuscritos, partituras musicales, reliquias históricas de carácter patriótico, colecciones numismáticas, antigüedades curiosas y pertenencias de personalidades internacionalmente reconocidas y significativas para la nación.

El Museo Emilio Bacardí tiene espacios exteriores como el Callejón Bofill, en su lateral izquierdo y nombrado así por su primer director, quien tuvo la iniciativa de recrear una calle con elementos arquitectónicos originales de la época colonial.

Se observan, por ejemplo, adoquines, amplios portones y balcones salientes de varios estilos, faroles del alumbrado público, rejas decorativas, corredor con su pretorio de acceso en la fachada de la vivienda simulada y tarjas y lápidas rescatadas de diferentes sitios de la antigua plaza.

Cuenta la instalación igualmente con un centro de documentación a cuyo valioso caudal de conocimiento acceden investigadores, historiadores, periodistas, estudiantes y otros.

Muchas personas traspasan el amplio umbral de la centenaria institución para apreciar exponentes únicos o revisar estudios e investigaciones, ya que sus especialistas se mantienen hurgando en cuanta historia envuelve a cada pieza o personalidad vinculada a su historia.

A 122 años de fundado, el Museo Emilio Bacardí atesora un valioso patrimonio histórico de Santiago de Cuba, el país, y un poco más allá. (Con información de Cubatesoro y Ecured).