Carlos Augusto de la Torre y Madrigal, uno de los 8 estudiantes de medicina fusilados en 1871

Por: Rafael Novoa Pupo

Carlos Augusto de la Torre y Madrigal, fue uno de los ocho estudiantes de Medicina fusilados injustamente en La Habana el 27 de noviembre de 1871, por la supuesta profanación de la tumba de Gonzalo Castañón.

Nació en la Villa de Santa María del Puerto del Príncipe, hoy provincia de Camagüey, el 29 de julio de 1851. Hijo legítimo de don Esteban de la Torre y de doña Manuela Madrigal, fue bautizado el 16 de octubre de 1851, en la Parroquia Mayor de Puerto Príncipe.

Carlos Augusto de la Torre y Madrigal, se graduado de Bachiller en Artes del colegio de Belén de los jesuitas de La Habana, con su título canjeado por el Instituto de Segunda Enseñanza de la capital, el 22 de septiembre de 1870, y cuyo diploma se conserva en su expediente. En junio de 1871, aprobó el año de ampliación para estudiar Medicina y ese mismo día, matriculó el primer año.

Fue uno de los estudiantes de Medicina que, en la tarde del 23 de noviembre de 1871, llegaron hasta el nicho de Gonzalo Castañón en el cementerio de Espada.

Cuando el gobernador López Roberts irrumpió en el Colegio de Medicina para realizar preguntas a los estudiantes, Carlos Augusto responde enérgica y virilmente, por lo que fue enviado a la cárcel. Estando en la capilla escribió una carta que no pudo conseguir Fermín Valdés Domínguez, y por eso no se reprodujo en su libro.

Según indagaciones hechas se pudo averiguar que dicha carta estuvo durante mucho tiempo en poder de un señor camagüeyano llamado Carlos Galera y Pérez, quien murió a los 104 años de edad en 1922. Hoy en día se desconoce el paradero de esta reliquia histórica perdida junto con otros documentos que guardaba en custodia, dicho señor.

Recreación del fusilamiento de los estudiantes de Medicina, cuadro del pintor Manuel Mesa.

En virtud del Consejo de Guerra verbal, Carlos Augusto de la Torre y Madrigal, murió a los 20 años de edad junto a sus otros compañeros, por el piquete de fusilamiento al mando del capitán de voluntarios Ramón López de Ayala, el 27 de noviembre de 1871. Su defunción no se anotó en ninguna parroquia, y el asiento de su inhumación no se puso en los libros del Cementerio Colón, hasta pasado dos meses y medio.

Momentos antes, en la capilla, había dejado como el resto de los estudiantes, su último mensaje a sus familiares. Fueron notas breves, con detalles aparentemente de poca importancia, ante lo que ya era la muerte inminente, pero no por ello menos desgarradores.

Fue enterrado en una fosa común extramuros de dicha necrópolis. Desde el 27 de noviembre de 1889, sus restos reposan en la Base del Mausoleo de los estudiantes, existente allí. (Con información de Ecured).