
Por: Ana Martha Panadés Rodríguez.
La preservación de los valores patrimoniales de la ciudad de Trinidad de Cuba, constituye el principal desafío al que se enfrenta hoy la Tercera villa cubana, sometida a un crecimiento acelerado de diversas modalidades del trabajo no estatal, vinculadas, sobre todo, a la actividad turística, muchas de las cuales se concentran en su vulnerable Centro Histórico, declarado por la UNESCO en diciembre de 1988 como Patrimonio Cultural de la Humanidad, junto al Valle de los Ingenios.

Por ello resulta imprescindible organizar y controlar este desarrollo, en especial en el área del referido Centro Histórico trinitario, a fin de minimizar el impacto negativo de las actividades comerciales y evitar daños irreversibles en los inmuebles enmarcados en las más de 48 manzanas, con alto valor patrimonial.

Duznel Zerquera Amador, Director de la Oficina del Conservador de Trinidad y su Valle de los Ingenios, precisó que todos los esfuerzos se concentran hoy en conciliar los intereses de ese desarrollo turístico con las regulaciones urbanísticas que aseguren la supervivencia de una ciudad frágil y de un progreso sostenible.
Sin embargo, agregó, esto no significa renunciar a estas actividades, que de manera planificada debe garantizar el desarrollo de la ciudad en función de modelos sostenibles de gestión, y continuar siendo uno de los mayores atractivos de Cuba para visitantes nacionales y foráneos.