Desde el hogar, amor para un enfermero trinitario que combate la COVID-19 en Antigua y Barbuda

Yanetsky y su hija Sabrina mantienen comunicación con el enfermero trinitario Francisco Prada, integrante de una de las brigadas que combate la COVID-19 en las islas del Caribe. Foto: Ana Martha Panadés.

Por: Ana Martha Panadés Rodríguez

Mientras el enfermero trinitario Francisco Prada Morales se encuentra hoy en una de las islas del Caribe, Antigua y Barbuda, arropado con el humanismo de siempre y en la primera línea de esta batalla contra el nuevo coronavirus, su esposa Yanetzki Fernández resiste la nostalgia, la angustia del peligro al que se expone, pero confía en su profesionalidad y entrega. CUBA ANTE LA COVID-19 (I) (II) (III)

“Estoy orgullosa de mi esposo, porque cada vez que se la ha llamado ha dicho que sí, siempre estoy preparada y como su compañera lo apoyo; estoy contenta porque está ayudando a un pueblo hermano. Sé que ama su profesión, ama salvar vidas, su trabajo, su entrega y estoy feliz por él.”

En el mundo las noticias son aterradoras, la cantidad de profesionales de la salud que se contagian y ponen en riesgo su vida…

“Por supuesto que siento temor, preocupación, pero a la vez tengo confianza en su experiencia, en sus conocimientos. Sé también que lo están cuidando, hay un médico que le toma la temperatura todos los días y tomantodas las medidas necesarias para no que no se enferme ni él ni el resto de los compañeros; además estoy segura de que Dios lo va a cuidar también”

Yanetzki Fernández se emociona, el amor y la admiración que siente por su esposo, el enfermero Francisco Prada, “Panchi”, como le conocemos, asoma en la mirada, y busca apoyo en la hija, Sabrina, estudiante de arquitectura.

“Ella me dijo desde que comenzó a hablarse de la enfermedad, “mamita yo sé que si a mi papá lo llaman, va a decir que sí”. Yo tampoco tenía dudas, primero pensé que lo llamarían a apoyar en el IPK o en otras provincias más afectadas por la enfermedad hasta que le informaron de la misión en la isla caribeña. Nuestra hija sabe la entrega de su papá y el amor que le tiene a su profesión y a las persona, el salvar vidas, el tratar de ser útil en un lugar determinado; eso lo ama él, y yo lo sé, porque soy su esposa durante 27 años y sé la grandeza de su corazón.”

Francisco en Sierra Leona, en 2015. Foto de su muro en Facebook.

La comunicación ayuda a espantar los miedos

“Si, desde el día número uno me comunico con él; gracias a las tecnologías no siento temor, me envía fotos de lo que está haciendo, de cómo se protegen unos a otros; te digo que me siento cerquita de él, es como si estuviéramos juntos aunque distantes; si hay una buena comunicación entre los dos.”

Y  el regreso…

“Espero ansiosa su regreso, confiamos en que no él, todos, van a venir sanos, victoriosos, con la satisfacción de que lograron bajar la epidemia en cada país donde están los colaboradores; confío en los médicos cubanos y en los enfermeros cubanos, están muy preparados, la Revolución los ha formado muy bien y donde quiera que estén va a bajar la tasa de infección porque ellos van a trabajar en función de eso.”

Con más de 20 años de ejercicio profesional y misiones en Angola, Haití y Sierra Leona, en este último país para enfrentar al ébola, el licenciado en enfermería Francisco Prada Morales engrandece una profesión que salva y simbolizala vocación solidaria de la medicina cubana que en todo el planeta protagoniza una cruzada por la vida.