El Papa Francisco exhortó este sábado a colocar el bien común en el centro de todas las acciones humanas, ante las consecuencias que nacen del individualismo como la exclusión, las desigualdades sociales o la corrupción en el seno de las políticas públicas.
Desde el Palacio Nacional de México, ubicado en el centro histórico de la ciudad homónima, Francisco destacó: “Un futuro esperanzador se forja en un presente de hombres y mujeres justos, honestos, capaces de empeñarse en el bien común; este bien común que en el siglo XXI no goza de buen mercado“.
El Papa mencionó y criticó los males que se han visto en la historia de la humanidad, cuando se han llevado a cabo políticas en favor de grupúsculos. “La experiencia nos demuestra que cada vez que buscamos el camino del privilegio o beneficio de unos pocos, en detrimento del bien de todos, tarde o temprano la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo“.
El máximo representante del Vaticano pidió a los gobernantes del mundo ofrecer una vivienda adecuada, trabajo digno, alimento, justicia real, seguridad efectiva, un ambiente sano y de paz, a cada uno de los ciudadanos.
Destacó que los representantes de instituciones sociales y políticas deben ser los primeros en dar un paso al frente y comprometerse en el bienestar colectivo. “El compromiso solidario donde todos nos entreguemos a la construcción de una política auténticamente humana, y una sociedad donde nadie se sienta víctima de la cultura del descarte”.
En compañía del presidente de México, Enrique Peña Nieto, el jerarca instó al diálogo entre todos los sectores de la sociedad de ese país para promover iniciativas en favor del desarrollo sustentable, y satisfacer las necesidades del pueblo.
En los próximos días, el Papa visitará Ciudad de México, Ecatepec, Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, Morelia y Ciudad Juárez, en condición de “misionero y peregrino”, para llevar un mensaje de unión, comunión, justicia y paz.
Indígenas e inmigrantes
El Papa continuó su agenda reuniéndose con los obispos de México en la Catedral Metropolitana de la ciudad homónima.
Sin embargo, al comienzo de su sermón, el Papa destacó el pasado multicultural y las raíces indígenas de México, como un factor digno de su historia, y pidió otorgarles el reconocimiento que merecen.
“Una mirada de singular delicadeza les pido para los pueblos indígenas, para ellos y sus fascinantes y no pocas veces masacradas culturas. México tiene necesidad de sus raíces amerindias para no quedarse en un enigma irresuelto”, resaltó.
Su Santidad ahondó al respecto y remarcó que el carácter histórico de la nación azteca, tiene su basamento en el pasado indigenista. “Los indígenas de México aún esperan que se les reconozca efectivamente la riqueza de su contribución y la fecundidad de su presencia, para heredar aquella identidad que les convierte en una nación única y no solamente una entre otras“.
Culminó su discurso indicando su preocupación por la crisis de los inmigrantes mexicanos, quienes arriesgan sus vidas en el cruce de la frontera para llegar a los Estados Unidos.
“Son millones los hijos de la Iglesia que hoy viven en la diáspora o en el tránsito, peregrinando hacia el norte en búsqueda de nuevas oportunidades. Muchos de ellos dejan atrás las propias razones para aventurarse aun en la clandestinidad, que implica todo tipo de riesgos en búsqueda de la ‘luz verde’ que juzgan como su esperanza”, lamentó.
Ante esto, Francisco llamó a los obispos mexicanos a reforzar la comunión con los miembros del episcopado estadounidense, para ofrecer fe y esperanza, y evitar “que el hombre sea reducido a un mero ‘recurso’ humano”.
Llaves de la ciudad
Al cierre de su agenda, el Papa recibió las llaves de la Ciudad de México de manos del jefe de gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera.
(Tomado de Cubadebate)