Las expectativas crecen ante la presunta llegada hoy aquí del expresidente Ricardo Martinelli (2009-2014), extraditado desde Estados Unidos para encarar un proceso judicial por espionaje.
Una declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores (Mire) indica que el exmandatario será trasladado al país en un avión privado, debidamente escoltado por las autoridades norteamericanas.
Múltiples conflictos preceden la llegada del reo, entre ellos el enfrentamiento interno en la Corte Suprema de Justicia (CSJ) donde Harry Díaz, magistrado fiscal que solicitó la extradición, podría quedar suspendido por una demanda de 2016, ahora aceptada por el también magistrado José Ayú Prado.
En una estrategia de cercar al acusador en el expediente, el propio expresidente denunció en una carta manuscrita, la cual hizo llegar al canal Telemetro, que Díaz le solicitó 13 millones de dólares para él y las víctimas, a cambio de favorecerlo en el proceso, lo que el aludido negó y aseveró que eso intenta quitarlo del camino.
Otra irregularidad denunciada por Ángel Álvarez, abogado querellante de seis de las víctimas, es que una funcionaria de la CSJ no recibió un documento de solicitud de audiencia que presentó junto al pedido de detención preventiva, mientras dos horas después la misma persona aceptó la petición de la defensa de ponerlo en libertad.
Incomprensibles expresiones de júbilo de su esposa, Marta Linares, partidarios y otros allegados por el inminente arribo del exgobernante, contrastan con la lucha que hasta el viernes pasado, antes de la decisión estadounidense, esas mismas personas tenían bajo la premisa de que su vida peligraba en Panamá.
Linares pidió públicamente a través de los medios, que a su esposo le otorguen medida cautelar de limitación de salida del país, por su estado delicado de salud y bajo el precepto de que no puede escapar a otra nación, además de reclamar atención médica, ‘porque está muy delicado’.
Analistas locales especulan de un posible trasfondo en el giro brusco del proceso de Martinelli, quien mañana cumpliría un año de detención preventiva en Estados Unidos, pero hace dos semanas desistió de la batalla legal, se puso en manos del Departamento de Estado y este decidió su extradición inmediata.
La propia nota diplomática estadounidense adelantó que el detenido recibió ‘tratamiento médico por un número de condiciones crónicas durante su confinamiento en Estados Unidos’, y sugirió ‘que sea evaluado físicamente’ en Panamá ‘mientras se encuentre en custodia’.
(Tomado de Prensa Latina)