Las dudas sobre el acuerdo por la paz y una nueva constitución aumentan hoy en Chile, por una controversia entre los propios firmantes de ese entendimiento rechazado por partidos de oposición y el movimiento social.
Allamand aseguró que con esa proporción se busca que los constituyentes estén obligados a ponerse de acuerdo en todos los puntos y que ello no implica que los temas donde no se alcance consenso puedan ser tramitados como leyes por separado, como plantean algunos analistas y los partidos de oposición que firmaron el acuerdo.
Además expresó que el texto completo del proyecto de nueva constitución debe ser aprobado por los dos tercios de la convención encargada de la redacción de la carta fundamental.
Para calentar más la controversia, dejó caer que si no se alcanzan los dos tercios para ninguna de las normas fracasa la convención, con lo cual no habría plebiscito de ratificación y entonces tampoco habría nueva Constitución, y por lo tanto, seguiría rigiendo la Constitución vigente.
Esto quiere decir que continuaría vigente la constitución impuesta en la época de la dictadura de Augusto Pinochet, precisamente la que millones de chilenos piden que desaparezca por ser la base sobre la que se sustenta el repudiado modelo social y político vigente.
Uno de los primeros en salir al paso fue Jaime Quintana, presidente del Senado, quien acusó a Allamand de desestabilizar el acuerdo y echarlo por tierra y añadió que ‘no se da cuenta que está desestabilizando un Gobierno que está extremadamente débil’.
Asimismo insistió en que ‘el texto final de la nueva Constitución debe ser refrendado por la ciudadanía en plebiscito de salida’, y no por la Convención.
El presidente del Partido Socialista, Alvaro Elizalde, señaló que si Allamand quiere mantener la Constitución del 80, que llame a votar por el no en el plebiscito y deje de buscar resquicios para imponer las posiciones de la derecha.
El diputado del Partido Liberal Vlado Mirosevic consideró que ‘toda la oposición tiene que defender con fuerza el cumplimiento del plebiscito constitucional en los términos acordados, y criticó a los que -dijo- quieren boicotear el acuerdo y mantener la Constitución de Pinochet.
En el Partido Comunista, que no se sumó al acuerdo precisamente por no estar de acuerdo en la llamada letra chica, la diputada Karol Cariola insistió en que desde un principio esa colectividad consideró que el proceso Constituyente debía ser transparente y con el movimiento social.
Y puntualizó que con las declaraciones de Allamand, las fuerzas de la derecha dejaron claro que su propósito es hacer trampa.
Más contemporizador, el presidente del Partido por la Democracia, Heraldo Muñoz, señaló que ‘lo que realmente importa es llegar a un acuerdo que permita tener una nueva Constitución en democracia, y que nos identifique a todos’ y restó importancia a lo expresado por el senador derechista, aunque las alarmas ya están encendidas.
En tanto, desde el gobierno, que vio con aquiescencia las tratativas entre los partidos oficialistas y parte de la oposición, la vocera Karla Rubilar dijo esperar que en el Congreso ‘sean capaces de ponerse de acuerdo’ para zanjar estos temas. (Agencia Prensa Latina)