El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, tomará posesión hoy del cargo, en una ceremonia en el Palacio del Planalto, sede del Poder Ejecutivo, donde estará acompañado por más de 60 delegaciones extranjeras
En la misma formalidad, el exgobernador de Sao Paulo Geraldo Alckmin será juramentado como vicemandatario.
Se esperan en el acto al menos 17 jefes de Estado y de Gobierno, y el rey de España, con participación confirmada de líderes de Suramérica y de naciones de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa.
Lula recibirá la banda presidencial después de derrotar en la segunda vuelta de sufragio del 30 de octubre al político de tendencia ultraderechista Jair Bolsonaro, quien, como abanderado del Partido Liberal, codiciaba reelegirse.
«Queremos volver (al poder) para que nadie se atreva a desafiar la democracia de nuevo», aseguró en una ocasión el fundador del Partido de los Trabajadores.
Restituido en la política desde marzo de 2021 y convencido de que puede reconstruir el país, el exdirigente obrero insiste en que, con su éxito electivo, el fascismo volverá a «la cloaca de la historia, de donde nunca debió salir», en alusión a los cuatro años de administración de Bolsonaro, quien declinó entregarle la faja presidencial.
Con 77 años de edad y la energía de 30, como se autodefine, el extornero mecánico logró un tercer mandato tras cumplir 580 días de prisión política (entre abril de 2018 y noviembre de 2019) y tener anuladas sus condenas, para imposibilitar el apetito de reelección del exmilitar.
Por sexta ocasión, el hijo de la clase se presentó en unas votaciones. Lo hizo en 1989, 1994 y 1998, y solo ganó en 2002, 2006 y ahora en 2022.
El manipulado accionar de la desactivada operación judicial Lava Jato, encabezada por el otrora coordinador Deltan Dallagnol y exjuez Sérgio Moro, resultó suficiente para apartar a Lula del referendo de 2018 y pavimentar el camino para la victoria de Bolsonaro.
Como era de esperar, el petista sufrió luego una avalancha de imputaciones en los tribunales, pero con el tiempo mostró la verdad libre de culpas y su inigualable pureza moral.
El líder progresista pudo recobrar su elegibilidad y registrar además 26 impresionantes victorias en el Supremo Tribunal Federal.
Ahora desde el poder, Lula desea reconducir Brasil «por los caminos de la soberanía, el desarrollo, la justicia y la inclusión social, la democracia y el respeto al medio ambiente».
Historiadores aseguran que el presidente electo constituye el mejor en la historia reciente nacional por su enorme programa de ayudas sociales, como Bolsa Familia, que ayudó a sacar a millones de personas de la pobreza.
Brasilia bajo estrictos esquemas de seguridad por asunción de Lula
El Distrito Federal (DF) amaneció hoy bajo estrictos esquemas de seguridad por la toma de posesión del presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien retorna por tercera vez al poder.
El gobernador de esta capital, Ibaneis Rocha, movilizó el 100 por ciento de las fuerzas de protección para acompañar la ceremonia de asunción de Lula, prevista para comenzar a las 14:30, hora local.
La Policía Militar del DF puso a disposición a todos sus efectivos y la Federal colocó a más de mil agentes capacitados en el área de seguridad de dignatarios, inteligencia, entre otros.
Unidades especializadas de la Policía Civil, tales como grupos aéreos, policía con perros y operaciones especiales están disponibles para proporcionar apoyo en caso necesario.
Además, el Departamento de Tránsito movilizó el ciento por ciento de su plantilla y la mayor parte estará en los eventos de la investidura, así como habrá equipos en las regiones administrativas del DF.
El riguroso esquema de seguridad fue montado después de los recientes casos de vandalismo e intento de atentado que ocurrieron en Brasilia.
La capital federal enfrentó el 12 de diciembre un escenario de guerra, con coches y autobuses incendiados, explosiones, disparos y bombas.
Tales actos ocurrieron en la misma jornada de la graduación (certificación del triunfo electoral) de Lula, en el Tribunal Superior Electoral, y comenzaron después de la detención del cacique bolsonarista José Acácio Tserere Xavante, acusado de promover actos antidemocráticos.
Exaltados partidarios del derrotado mandatario Jair Bolsonaro procuraron invadir la sede de la Policía Federal.
Por estos ataques, al menos cuatro personas fueron arrestadas.
También en víspera de Navidad (24 de diciembre), la Policía Militar desactivó una bomba que estaba en un camión cisterna cargado con combustible de aviación cerca del aeropuerto internacional de Brasilia.
El empresario George Washignton de Oliveira Sousa, confeso adepto de Bolsonaro, fue detenido horas después sospechoso de ser el responsable del intento de atentado.
Durante el interrogatorio, el criminal reconoció que el atentado fue fraguado con otros bolsonaristas (seguidores del presidente ultraconservador).
En su residencia, la Policía encontró dos escopetas, dos revólveres, tres pistolas, un fusil, municiones, uniformes de camuflaje y otras emulsiones explosivas.
«Lo que me motivó a adquirir las armas fueron las palabras del presidente Bolsonaro que siempre destaca la importancia del armamento civil», admitió el hombre de negocios, de 54 años.