Revolución cubana: continuidad

Por: Caridad Pineda Ortiz.

Nuestro proceso revolucionario es único e ininterrumpido. Fue aquel que se gestó y desarrolló en octubre del 68 y dejó plasmado sus objetivos y aspiraciones en Guáimaro, Baraguá, Jimaguayú y La Yaya.

Fue el mismo que en los años republicanos se reveló contra el imperialismo y que, a pesar del logro constitucional de 1940, continuó su lucha por la igualdad, la justicia social y por el cese de la explotación del hombre por el hombre.

El año 1959 fue el resultado de una intensa y victoriosa contienda. Se materializó una revolución social que en 1976 vio en la carta magna el documento jurídico del proceso histórico de la República de Cuba.

Hoy, cuando el momento histórico lo demanda, es una necesidad el hecho de una nueva constitución, acorde a los cambios y tiempos modernos por la que transita la sociedad cubana.

La ley de leyes, que deberá ser refrendada por el pueblo en un referendo el próximo 24 de febrero, no es más que la irrefutable prueba de nuestra continuidad con el legado de Fidel y de Martí, de las aspiraciones del pueblo cubano de seguir forjando una nación que sea con todos y para el bien de todos.