El presidente interino Michel Temer se ve cada día más hundido por acusaciones de corrupción, siendo la última la del expresidente de Transpetro, la empresa de transporte de petróleo y gas más grande de Brasil, Sergio Machado, quien dijo que el mandatario temporal tomó la presidencia de su partido con el fin de controlar todos los sobornos que el PMDB recibía.
Machado también acusó a Temer de pedir unos 700 mil dólares en fondos ilegales para financiar campañas electorales de candidatos de su partido. Explicó que los sobornos eran a cambio de concesiones y contratos en beneficio de Transpetro.
El exjefe de la empresa transportista reveló que unos 20 dirigentes del Partido de Movimiento Democrático de Brasil (PMDB) de Temer, incluyendo el senador Renan Calheiros, Aecio Neves, Romero Jucá y Henrique Alves.
Machado es un informante clave dentro de la investigación llamada Operación Lavado de Autos que vincula a Temer al escándalo de Petrobras, el caso de corrupción más grande de la historia de Brasil que involucra miles de millones de dólares.
Temer, cuyo gobierno es considerado golpista e ilegítimo, ha sido golpeado por una controversia que continúa generando nuevos acontecimientos que le afectan cada más a él y a sus aliados en el parlamento, cuerpo que busca desacreditar y la destituir a la presidenta suspendida, Dilma Rousseff, con el único objetivo de darle carpetazo a un caso que de seguro les llevaría a la cárcel.
El mandatario interino negó las nuevas acusaciones y llamó “mentiroso y criminal” a Machado, quien este miércoles rindió testimonio frente a la Suprema Corte de Justicia de Brasil.
Con las declaraciones de Machado, Temer queda definitiva y contundentemente ligado al caso de corrupción de Petrobras por primera vez desde que iniciaron las investigaciones.
De acuerdo con Machado, Temer le pidió los 700 mil dólares en fondos para financiar campañas a la empresa de construcción e ingeniería, Queiroz Galvao.
Mientras que las donaciones fueron hechas a través de la empresa, los fondos fueron obtenidos ilegalmente a través de esquema de soborno a cambio de contratos con Petrobras.
El presidente interino rechazó las acusaciones y alegó que él nunca solicitó las donaciones de manera ilegal. Agregó que él se apegó a los reglamentos electorales de financiamiento de campañas.
Pero las nuevas acusaciones en contra de Temer son aún peor, ya que por vez primera lo implican en la Operación de Lavado de Autos, un esfuerzo anticorrupción que ha visto a docenas de políticos y empresarios sentenciados ante una corte por lavado de dinero, soborno y fraude.
Y mientras avanzan las investigaciones en contra de Temer, la oposición ve cada vez más truncados sus objetivos de destituir a Rousseff para lavarse las manos y evitar la justicia.
Siete miembros del gabinete ministerial de Temer también han sido vinculados a las investigaciones. Tres de ellos han sido obligados a renunciar. El último ha sido Henrique Alves, ministro de Turismo.
También se vieron obligados a abandonar sus puestos el de Transparencia, Supervisión y Control, Fabiano Silveira, y el de Planificación, Presupuesto y Gestión, Romero Jucá.
Mientras parece que Temer verá frustrados todos sus intentos de destituir a su otrora amiga y aliada, Rousseff, las encuestas más recientes de Vox Populi revelan que un 67 por ciento de los brasileños tienen una opinión negativa del presidente interino. Otro 32 por ciento cree que es peor de lo que originalmente habían creído.
Pero si prosperan Temer y sus turbios objetivos a través de un voto en senado, que será supervisado por la Suprema Corte (posiblemente en agosto), el presidente ilegítimo lo continuará siendo hasta 2018.
(Tomado de Radio S. Spiritus)