Por: Frank González
Resultado de una rara asociación de fuerzas políticas con pocos puntos iniciales convergentes, el nuevo gobierno italiano se gesta hoy bajo fuertes cuestionamientos sobre su capacidad para cumplir las promesas contenidas en su programa.
Tras varias semanas de complejas negociaciones, el Movimiento 5 Estrellas (M5E) y la Liga aproximaron posiciones sobre 30 puntos programáticos, a partir de los cuales elaboraron un ‘contrato de gobierno’, aunque cada agrupación preservará su identidad, principios y valores como fuerzas contendientes.
El acuerdo fue saludado por conocidas figuras de la derecha política internacional como Marie Le Pen, de Francia, Steve Bannon, de Estados Unidos y Nigel Farage, de Gran Bretaña.
La presidenta del Frente Nacional galo, Marie Le Pen, expresó confianza en que Italia pueda resolver ‘el problema de la inmigración’ y se muestre firme también ‘en las relaciones con la Unión Europea, para que cesen las políticas de austeridad impuestas por Bruselas’.
En declaraciones al diario Corriere della Sera, Le Pen se refirió además a la postura de la coalición, favorable al levantamiento de las sanciones económicas contra Rusia, y auguró que Italia ‘podría estar a la vanguardia de un restablecimiento de las relaciones normales’ con la nación euro-asiática.
Para Bannon, uno de los ideólogos de la derecha ‘antisistema’, el acuerdo alcanzado entre el M5E y la Liga es ‘un pacto inteligente’, el cual demuestra ‘la madurez y sabiduría política’ de ambos líderes ‘capaces de poner a un lado las ambiciones personales en función del bien de su país’.
El ex asesor del presidente estadounidense, Donald Trump, pronosticó en entrevista con La Stampa que con el nuevo gobierno, Italia asumirá el liderazgo del antisistema en Europa y por primera vez ‘Bruselas estará obligada a negociar con un gobierno’ de ese corte en un país fundador de la Unión Europea.
En un sentido similar se pronunció Farage, líder del movimiento promotor de la salida de Gran Bretaña de la UE, quien señaló también al diario turinés que los resultados de los comicios legislativos italianos del 4 de marzo último marcaron una tendencia ‘que atraviesa todo el continente’ y citó los casos de Austria y Hungría.
El optimismo de los tres portavoces de la derecha ‘antisistema’ tropezó, sin embargo, con la moderación y orientación claramente europea del futuro primer ministro, Giuseppe Conte, en sus primeras declaraciones a la prensa, tras recibir el encargo de parte del presidente de la República, Sergio Mattrella.
En un evidente intento de calmar las preocupaciones surgidas en los últimos días sobre el posible curso antieuropeo del nuevo gobierno, Conte fue enfático al señalar que abordó con Mattarella el tema de la situación ‘exigente y delicada’ del país y ‘los retos que nos esperan y de los cuales soy consciente’.
Así como soy consciente -expresó- de la necesidad de confirmar la colocación internacional y europea de Italia y añadió que el gobierno deberá cimentarse cuanto antes con las negociaciones en curso sobre temas del presupuesto europeo, la reforma del derecho de asilo y el completamiento de la unión bancaria.
La postura de Conte está en línea con la moderación del discurso del M5E y la Liga, ante la presión de las instituciones alineadas con las relaciones actuales de Italia con el organismo regional de integración, lo cual se reflejó en la última versión del contrato de gobierno, en comparación con la anterior.
Al interior del país, el encargo recibido por Conte fue recibido con aspereza por representantes de la eventual oposición parlamentaria desde el centroizquierda hasta la derecha.
El ex primer ministro y ex secretario del Partido Democrático, Matteo Renzi, aseguró en un mensaje difundido en Twitter que si el nuevo jefe de gobierno se autoproclamó ‘abogado defensor del pueblo italiano, nosotros nos constituiremos en parte civil’ para verificar si cumplirán las promesas de la campaña electoral.
Más duro fue el comentario del presidente de ese mismo partido, el diputado Matteo Orfini, quien aseveró que ‘está a punto de nacer un gobierno de extrema derecha’, compuesto por fuerzas políticas y un programa de la misma naturaleza.
Mientras tanto, Arturo Scotto, dirigente de Libres e Iguales se cuestionó con cuánta autonomía puede representar Conte a un gobierno que abre el período de ‘una nueva derecha, liberal, populista y xenófoba’.
Por su parte, la jefa de grupo de Fuerza Italia en el Senado, Anna María Bernini, dijo que su partido se abstendrá de respaldar la formación de un gobierno con un programa que no resolverá ‘los verdaderos problemas de los ciudadanos y las tantas emergencias que asedian a la economía, las familias y las empresas’.
La senadora añadió que el partido del ex primer ministro Silvio Berlusconi, integrante junto a la Liga de la coalición electoral de centro-derecha, vigilará la gestión de un gobierno ‘desbalanceado a favor del M5E, sobre el cual no tenemos ninguna confianza y que consideramos inmaduro para guiar a Italia’.
(Tomado de Prensa Latina)