Por: Alipio Martínez Romero.
Antonio Maceo era un bravo oficial del Ejército Libertador Cubano. Sobre él decía nuestro Héroe Nacional que tenía tanta fuerza en el brazo para empuñar el machete mambí, como en su prodigiosa mente para dilucidar y discernir.
Ernesto Guevara de la Serna, ese otro paradigma latinoamericano también genio y estratega militar, era un ejemplo de hombre que pertenece al futuro, sin una sola mancha en su conducta y en su actitud, en su espíritu de revolucionario e internacionalista.
Ellos, perpetuamente serán dignos de la admiración y el respeto por sus ideales, principios éticos y revolucionarios, nacieron y se desarrollaron en épocas diferentes, pero su impronta pervivirá en la historia que los une en el tiempo por su voluntad y cualidades validas no solo para nuestro país, sino para cualquier pueblo de América Latina.
Antonio Maceo Grajales y Ernesto Guevara de la Serna, están unidos indisolublemente por la misma causa, sentimientos ante la injusticia, por su modestia, sencillez, disciplina, entereza y valentía en el combate, o en cualquier suceso de la lucha y de la vida.
El Titán de Bronce y el Guerrillero Heroico, representan épocas distintas, pero las mismas ideas, transitan con sus huellas, por senderos luminosos, son semillas que germinan en el surco de la libertad
Hoy en las nuevas circunstancias y siempre como Maceo, preferimos caer y levantarnos sin ayuda, para no contraer deudas de gratitud con un vecino tan poderoso, porque también el Che nos alertó “al imperialismo ni un tantito así”.
Privilegiadas las naciones donde surjan figuras parecidas a ellos, pues por sus cualidades y virtudes, ese tipo de hombres son difíciles de comparar, aunque constituyen inspiración para grandes proezas de las nuevas generaciones de la humanidad.