Sancti Spíritus: situación desfavorable de los manglares

Manglares del Parque Nacional Caguanes, barrera principal que protege a la tierra de cualquier embate del mar en el litoral norte de la provincia. Foto: Oscar Alfonso Sosa /ACN.

Osmany Ceballos, especialista del Centro meteorológico provincial, quien ha estudiado junto con otros especialistas esta materia en la costa sur, asegura que en Sancti Spíritus la situación de los manglares no resulta favorable.

“La drástica reducción del suministro de agua dulce a las ciénagas en el sector asociado al delta del río Zaza, controlada antrópicamente por el embalse Zaza y la construcción y uso actual de estanques para la cría intensiva del camarón provocan al ecosistema fuertes impactos por desbroce de áreas de bosque de mangle e interrupción de los flujos de agua dulce entre el río Zaza, los sistemas de lagunas y el mar”, apunta.

Y agrega que “la construcción de complejas obras hidráulicas destinadas al riego para los cultivos de caña de azúcar y arroz han generado diversos procesos de degradación e impactos en la biodiversidad, principalmente en los sistemas lagunares y el litoral costero relacionados con la desembocadura del río Jatibonico del Sur. También excesos de agua se desembalsan de terrazas y diques destinados a la producción intensiva de arroz con altos porcientos de sedimentos y residuales químicos que por canales y esteros llegan hasta las zonas lagunares provocando la muerte del manglar”.

Ante esta realidad los estudiosos aconsejan incrementar la siembra de mangle en las zonas más afectadas, que en estos momentos resultan mínimas; además sugieren mejorar el manejo del agua, sobre todo de los embalses del territorio con el objetivo de poder suministrar a estos ecosistemas el caudal ecológico que precisan para sobrevivir con calidad; entre otras medidas que los beneficiarán en una isla larga y estrecha como Cuba, donde prácticamente todo el territorio es costero.

Según los investigadores, los manglares constituyen ecosistemas altamente especializados que mueren bruscamente cuando uno de los parámetros de su entorno se modifica. En las costas tropicales, resultan los primeros en detectar las variaciones del régimen hídrico, por pequeñas que estas sean, aseguran.

A través de los sistemas fluviales, el manglar se enlaza con los ecosistemas terrestres. Los ríos le entregan nutrientes que más tarde exportan en forma de hojarasca. Las alteraciones de los flujos naturales de nutrientes hacia el manglar traen graves alteraciones en la estructura y productividad de este ecosistema.

La renovación de las aguas constituye un factor importante en la determinación directa o indirecta de las características más notables del bosque de mangle. A través de ese proceso se produce el movimiento de las sustancias nutritivas, la evacuación de las sustancias tóxicas y la entrada y salida de sustancias en general.

Los manglares cubanos ocupan de manera general las costas biogénicas, acumulativas, cenagosas y con esteros, donde el efecto de las mareas y los escurrimientos de agua dulce determinan su presencia. Esta masa boscosa constituye una reserva forestal muy valiosa, que representa más del 25 por ciento de la superficie boscosa del país.

Entre los principales servicios ambientales que brindan los bosques de mangle en Cuba, los expertos apuntan: constituyen una franja protectora de las costas con función ecológica, económica y estratégica; mantienen el equilibrio en la zona costera impidiendo el avance de la intrusión salina; contienen la erosión; reducen los daños que puedan causar las marejadas, tormentas tropicales y huracanes; conservan la biodiversidad al servir de hábitat permanente o temporal para especies importantes; protegen el entorno de especies comerciales y sirven de refugio a estas durante sus etapas juveniles.

(Tomado de Radio Sancti Spíritus digital)