
Trinidad, en la porción centro-meridional de Cuba, constituye hoy además de una ciudad de una arquitectura colonial sumamente conservada y poseer fuertes tradiciones, punto de partida para recorridos de naturaleza y náutica.
Esta zona resalta ahora, a propósito de la realización del 7 al 11 de mayo en La Habana de la 39 Feria Internacional de Turismo de Cuba (FITCuba 2019).

Trinidad es un lugar verdaderamente interesante, sobre todo para quienes quieren conocer sitios vinculados a la cultura cubana.
La parte vieja de la villa, declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad junto al Valle de los Ingenios, impresiona por sus piedras de río, repartidas entre las calles, capaces de recrear la mirada con añejamientos y permitir a la imaginación trasladarse en el tiempo, como en un viaje al pasado.
Sin embargo, ahora toma nuevos bríos con planes renovadores para permitirle un mayor y mejor turismo, a la par de preservar la historia del lugar y sus innumerables encantos.
El representante del Ministerio de Turismo (Mintur) en ese territorio, Reinier Rendón, es por tanto un convencido de que el futuro de tal zona es luminoso, sobre todo a partir de un inteligente desarrollo sumamente significativo.
Esos proyectos responden a la estrategia del gobierno cubano de potenciar la industria recreativa en todo el país, que como tal tiene sus orígenes recientes en 1994, momento que marcó un antes y un después para este sector en Cuba.

El 23 de diciembre de 1413, en su trasiego hacia la Bahía de Jagua, llegó el Adelantado Diego Velázquez de Cuéllar a la futura Tercera Villa de Cuba. Luego escuchó, junto a 20 de sus hombres, la misa de Navidad, oficiada allí por Fray Juan de Tesin, su capellán.
Entonces permaneció en el poblado indígena de Manzanilla hasta fines de ese año. La villa fue próspera, pero en 1518 Hernán Cortés casi la despuebla en su empeño de buscar seguidores para la conquista de México.
Entre 1579 y 1585 fue repoblada por españoles y se le concedió el título de ciudad. Tabaco, cueros y carnes saladas caracterizaron el comercio de la urbe.
Desde 1673 el azúcar fue su signo que pobló el territorio de haciendas e ingenios, hasta tener su Valle de los Ingenios y la torre Manaca-Iznaga como símbolos del auge del dulce.

A partir de esta riqueza histórica, Reinier Rendón explica que el futuro tiene mucho que ver con el Centro Histórico, con el Valle Manaca-Iznaga y con la península de Ancón, en una amalgama de tradiciones, cultura y naturaleza, con empuje de la náutica.

Significa que la ciudad de Trinidad posee muchos atributos, con altos valores patrimoniales, que incluye seis playas, 23 zonas de buceo, instituciones patrimoniales y culturales, y está rodeada del macizo montañoso Guamuhaya, con su punto más importante en Topes de Collantes, donde toma auge el turismo de salud, con el kurhotel Escambray a la cabeza, y el turismo de naturaleza.

La urbe pertenece a la provincia de Sancti Spíritus (o del Espíritu Santo), que además es su frontera y capital provincial.
El galardón de ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, Trinidad lo comparte con su Valle de los Ingenios, y recientemente anotó todo un movimiento social, al festejar los 505 años de su fundación.

Trinidad es, además, la única ciudad de Cuba declarada por la UNESCO como Ciudad Artesanal del Mundo, y aspira a convertirse en Ciudad Gastronómica del Mundo.

La provincia de Sancti Spíritus en su conjunto cuenta con dos mil 914 habitaciones en hoteles, de ellas, mil 862 operadas por el Estado y mil 52 en hostales privados. (Agencia Prensa Latina)