
Subrayó que ‘también los cristianos y los católicos no son ajenos a tanto mal. Quisiera pedir perdón por esto’.
‘Pido perdón, en nombre de la Iglesia al Señor y a vosotros, por todo lo que a lo largo de la historia los hemos discriminado, maltratado o mirado de forma equivocada, con la mirada de Caín y no con la de Abel, y no fuimos capaces de reconoceros, valoraros y defenderos en vuestra singularidad’, indicó.
El papa Francisco señaló que ‘la indiferencia es la que alimenta los prejuicios y fomenta los rencores’.
‘Cuántas veces juzgamos de modo temerario, con palabras que hieren, con actitudes que siembran odio y crean distancias’, dijo.
Su Santidad defendió la integración de esa minoría en la sociedad y los animó a aportar algunas de sus señas de identidad, como ‘el valor de la vida y de la familia, la solidaridad, la hospitalidad, la ayuda, el apoyo y la defensa de los más débiles, el respeto a los ancianos, la religiosidad o la alegría de vivir’.
El encuentro tuvo lugar en la nueva iglesia de San Andrés, en Barbu Lautaru, donde el cura don Ioan ilustró la labor que la iglesia greco-católica lleva a cabo con esta minoría, que en Rumanía constituye el tres por ciento de la población.
El papa Francisco fue acogido en el modesto templo por algunas familias y niños que le escuchaban sentados en el suelo. (Agencia Prensa Latina)