Sistemas automáticos y reformas tecnológicas han aumentado los aportes de la única fábrica cubana productora de almidón y glucosa, que apunta a la diversificación de sus producciones para abordar el mercado internacional
Por: Laura Brunet Portela
CIENFUEGOS. Cuando la planta echa a andar hay un olor dulce que la conquista, el aroma de los granos tiernos de maíz indica la puesta en marcha. Ya no son muchas las paradas de la Empresa Productora y Comercializadora de Glucosas, Almidón y Derivados del Maíz (GydeMa) —perteneciente al Grupo Empresarial Labiofam. Ante el paso de los años la inventiva de sus trabajadores ha dado certeras bocanadas a una maquinaria que a ratos agoniza.
Han transcurrido casi cuatro décadas desde aquella idea del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, que cristalizó en GydeMa, una fábrica única de su tipo en el país. Con un emplazamiento tecnológico sueco y danés que data de 1979, la fábrica «asume el gran reto de aportar más a la alimentación de los cubanos», dijo Lisandra Cuellar Ballagas, joven especialista del grupo de desarrollo.
Aquí se originan cerca de una decena de surtidos que responden a importantes compromisos con las industrias nacionales de conservas, confituras, lácteos y cárnicos. Produce mezclas secas para natillas, panetelas y arepas, cremas saladas, maicena, siropes y otros, dirigidos a destinos tan sensibles como hospitales, escuelas, círculos infantiles y también para la comercialización.
«Pero el principal compromiso, al que no podemos faltar, es el que tenemos con personas del país que padecen 27 tipologías de enfermedades, y dependen de nuestras producciones para su alimentación diaria por las características de la maicena como ingrediente básico en masas y postres para personas celíacas o con intolerancia al gluten, que en Cuba reciben cinco kilogramos de almidón mensual», afirma Rafael Moya Rodríguez, director de GydeMa.
Igualmente, realizan mezclas proteicas o pienso, fundamentalmente para la cría porcina, y el Vimang; una especie de base para hacer cremas y el propio jarabe. Esta última con potencialidades para la exportación, como indicó el Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en su visita gubernamental el 17 de enero último.
Debido a las marcadas muestras de obsolescencia tecnológica, el decrecimiento de las entregas al mercado y las interrupciones constantes del proceso, desde 2015 se estableció un cronograma de acciones para restablecer el buen estado técnico de la fábrica. En varias etapas, las tareas han buscado, primero, frenar el deterioro de la fábrica y la caída de la producción y recuperar capacidades técnicas, para luego diversificar la oferta y lanzarse al mercado internacional.
Han automatizado importantes procesos como la maceración, la limpieza del grano y la molinación. «Antes se nos quemaba un motor y nos dábamos cuenta por el ruido, ahora el sistema general de control de procesos alerta. Así seguimos la materia prima desde que entra hasta el final», explica Yoelvis Rivero Prieto, especialista A de Procesos Tecnológicos.
La producción de almidón marcha en una línea ascendente, con un buen aprovechamiento de la materia prima, y perspectivas para variar aún más las elaboraciones y emprender una gestión comercial mucho más amplia. Con producciones alimentarias derivadas del almidón ha navegado la fábrica desde que en 2017 la planta de glucosa detuvo sus máquinas.
Estrategias, proyectos… ¿cómo regresar a la glucosa?
La parada del único emplazamiento cubano equipado para producir glucosa a partir del maíz fue inminente, diagnosticada por especialistas que advirtieron el peligro de un accidente industrial de seguir en marcha. La decadencia de la maquinaria había comenzado mucho antes, cuando las entregas iniciaron un descenso sin vuelta atrás.
Desde el cierre del emplazamiento industrial sureño, Cuba importa más de mil toneladas al año para las industrias de confitería, conservas, lácteos, cosmética, perfumería y otros. La empresa maneja varias estrategias para financiar su reactivación.
«Por parte del Ministerio de la Agricultura se está gestionando un financiamiento, buscamos variantes de inversión extranjera parcial o total para la fábrica y estamos haciendo un estudio de oportunidad», declaró Moya Rodríguez, quien explicó que el monto necesario para modernizar la planta de producción completa supera los 20 millones de dólares, dos de ellos para la línea de glucosa.
Han surgido otros acuerdos como la posibilidad de que una firma extranjera provea el equipamiento. «La variante de pago aún no se ha acordado, hasta ahora ambas partes hemos considerado realizarlo con la entrega de almidón o glucosa, de materializarse el convenio», explicó Yoel Portell del Sol, director de Negocios y Operaciones.
La comercialización de glucosa y sus derivados tiene un amplio nicho de mercado dentro y fuera del país. La glucosa de muy alta conversión está destinada, en lo fundamental, a la obtención de sorbitol, que se utiliza en la industria como humectante para mantener diversos productos con un grado de humedad apropiado. Se emplea para elaborar fármacos y productos químicos.
La Empresa Suchel representa un cliente potencial para este producto, que pretende conformar un encadenamiento productivo en GydeMa, tras la puesta en marcha de la planta de glucosa. Asimismo, esta sustancia funciona como base para confeccionar caramelos. En el país, Azcuba y la Empresa Confitera fungen como los principales compradores.
Existen otras variantes que de instalar la nueva tecnología también pudieran implementarse, según valoró Moya Rodríguez, director de GydeMa. Es el caso del jarabe de alta fructosa, que se incluye en la composición de refrescos, y las maltodextrinas, muy empleadas en la industria alimenticia. En tanto se materializan las gestiones, acciones constructivas optimizan las condiciones de trabajo de la planta de glucosa a partir de mejoras civiles en la instalación.
Una industria más limpia
A partir de la eficiencia alcanzada por la fábrica en su rutina productiva, la carga contaminante depositada en la rada sureña ha disminuido hasta el 50 por ciento. Como parte del Programa de Sostenibilidad y Mejora que afrontan desde 2015, han implementado estrategias para producir de manera más limpia, con un accionar coherente y saludable hacia lo interno de la fábrica.
El directivo de GydeMa subrayó la importancia de la interrelación entre la efectividad en su funcionamiento, y la disminución de los remanentes de la industria. A ello se suma el montaje, desde hace unos años, de un canal conductor hasta donde desembocan en la bahía las aguas sobrantes de la planta.
Con esta medida eliminaron la concentración de estos líquidos en lagunas, motivo de reclamaciones por la fetidez que despedía hacia el reparto Pueblo Griffo, la entrada de la ciudad y otras zonas aledañas, al ocurrir la fermentación. Anteriormente, la empresa tuvo un compromiso importante con la contaminación de la bahía, debido a las constantes paradas por roturas, que generaban altos volúmenes de desechos que, dada la baja operatividad del sistema de tratamiento de residuales (STR), no podían procesarse en su totalidad.
«En su momento este fue un gran STR, pero hace muchos años paró casi por completo. Hoy solo funciona el sistema primario, que extrae los sólidos en suspensión de mayor tamaño y algunas partículas de maíz», explicó Rivero Prieto, especialista A de Procesos Tecnológicos.
Mientras Moya Rodríguez declaró que «nunca logramos obtener el ciento por ciento del almidón presente en el grano. Esas trazas, azúcares y sales solubles, también van a residuales durante el drenaje. El STR tiene que ser capaz de recibir todo esto y digerirlo biológicamente para entregar un agua depurada a la bahía».
El director de GydeMa también reconoció que, «al no poder hacer los tratamientos secundario y terciario, hay un nivel de sólidos difíciles de decantar que, necesariamente, van a la rada». Sin embargo, disminuir la emisión dañina al medio ambiente a partir de medidas alternativas, es solo la punta del iceberg.
GydeMa no descuida la necesaria inversión para ponerlo a funcionar de manera más operativa. Como parte de las observaciones de la visita gubernamental de enero de este año, se han establecido contactos para intentar darle solución a este problema con tecnología y recursos nacionales.
La unidad empresarial de base (UEB) de Investigaciones, Proyectos y Laboratorio de la Empresa de Investigaciones y Proyectos Hidráulicos de Villa Clara, evalúa el estado del sistema para intentar dar respuesta sobre la base de las estructuras ya existentes. Los especialistas de la UEB indagan dentro de la industria respecto a las problemáticas del sistema de alcantarillado, la evacuación de residuales y la recirculación del agua, pues la fábrica es una alta consumidora del líquido vital, con unos 800 metros cúbicos diarios.
«Aunque nos dedicamos al tratamiento de residuales humanos, hemos aceptado el reto, a ver hasta qué punto somos capaces de diseñar una planta o algún tipo de tratamiento que resuelva el problema», dijo a Juventud Rebelde Raúl Rojo Pérez, director de la UEB villaclareña.
Simultáneamente se mantienen las gestiones con otra firma, que ha propuesto un STR acorde con las exigencias tecnológicas y medio ambientales, cuyo valor asciende a más de 1.5 millones de dólares en equipamiento.
La prueba de oro
Lograr el cultivo de maíz de calidad en Cuba para la obtención de almidón y glucosa ahorraría al país, en materia de importaciones, varios millones de dólares. Es este un empeño de hace varios años, que ha llevado a molinación diversas variedades del cultivo en busca de indicadores sustentables, en concordancia con las potencialidades de la tecnología instalada en la planta cubana.
Hasta ahora, las pruebas han demostrado un alto desbalance entre la cantidad que se entrega y el producto que se recibe, cerca de 4.5 toneladas de maíz de consumo nacional para lograr una de almidón, mientras, con el importado apenas se requiere la mitad de esa cifra.
«La principal preocupación ya no es el estado técnico de la fábrica, que tiene vitalidad; lo que sí nos puede parar de un momento a otro es que no haya maíz, porque toda la materia prima es importada», reconoce Moya Rodríguez. «Este año han molido una variedad argentina, libre de hongos, con un mínimo nivel de imperfecciones, un grano que no es el ideal para nuestro almidón, pero que ha registrado un rendimiento adecuado».
Es reconocida la calidad de las variedades estadounidenses, con mayor rendimiento de almidón. En el caso de la industria cubana, de adquirirlos requerirían menos de dos toneladas de materia prima para una de almidón. Pero a causa del bloqueo económico contra Cuba, las compras se realizan a proveedores más alejados y con menor rendimiento.
En las instalaciones del Instituto de Investigaciones de Granos existen grandes expectativas respecto al Dorado, una nueva variedad que se multiplicó en Sancti Spíritus y este año germina en 15 hectáreas (ha) distribuidas entre el polo productivo Horquita, en el municipio cienfueguero de Abreus, y la Finca Provincial de Semillas.
Para los meses de septiembre y octubre prevén acopiar cerca de 35 t para emplear en la siembra y expansión del Dorado en el territorio, y una parte de ellas irá a GydeMa para certificar su rendimiento fabril, según dijo Jesús Negrín Capote, jefe del Departamento Estatal de Semillas de la Delegación Provincial de la Agricultura.
«Por ahora esta es una cuestión varietal, ya después veremos la época de siembra, el rendimiento por hectárea y el beneficio para asegurarlo con la humedad y la limpieza que necesita. Lleva una cultura desde el campo», reconoció Moya Rodríguez.
Para lograr sustituir buena parte de la importación de la materia prima se potencian alianzas con la Universidad de Cienfuegos y el Instituto de Investigaciones de Granos para lograr mejoras genéticas del cultivo.
Exportar, una apertura necesaria
Esta especie de exportación en frontera con una firma extranjera ha fijado para 2019 la venta de varias toneladas de este producto. Esta firma ha certificado al almidón cubano como de alta calidad. Además, la industria cienfueguera provee de almidón a empresas mixtas como Bravo S.A., Papas&Co., Palco, Estela y otras.
También se propone participar del mercado del área del Caribe. «Queremos destacar en este espacio geográfico como una empresa con altos valores, de clase mundial», expresó Bertha Maritza Santiago Alma, técnica en Instrumentos y Mediciones industriales.
En la zona la demanda supera la oferta de glucosa, que fundamentalmente proviene de Estados Unidos, México, Francia y la India. «Es geográficamente ventajoso exportar con costos mínimos a países con necesidades que se encuentran en la propia área caribeña», precisó Portell del Sol.
«El almidón tiene un nivel de demanda menor en volumen, enunció Moya Rodríguez, y en los precios que está la glucosa hoy, si la empezamos a producir como queremos—unas 10 000 t al año—, va a ser la principal fuente de ingresos de la empresa por concepto de exportación».
Pero antes de aventurarse al mercado internacional, GydeMa debe modernizar sus envases y embalajes, repensar la imagen de sus productos y ponerla a tono con las industrias más exigentes del ramo. Así lo propuso el Presidente cubano quien confía en las posibilidades de la industria para incrementar las exportaciones del país y generar ingresos que dinamicen la fábrica, contribuyan a su modernización y aseguren la materia prima.
Como él mismo escribió en el libro de visitantes de la fábrica: «Es muy alentador apreciar en esta visita cómo ustedes fueron capaces de diversificar las producciones y así superar las adversidades ocasionadas por el deterioro de la planta de glucosa. Ahora estarán en condiciones de recuperar la producción de glucosa, crecer, encadenarse e incrementar las exportaciones. Les auguro un buen futuro, pero tienen que consolidarlo con el talento y esfuerzo colectivos». (Juventud Rebelde)
¿Cuánto ha producido GydeMa en los últimos cinco años?