Miembros de movimientos sociales brasileños pidieron hoy frente al Ministerio Público Federal la libertad del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien desde abril de 2018 cumple prisión política por supuestos actos de corrupción.
‘La iniciativa de este miércoles ocurre igualmente en varias ciudades del país, pero en esta capital se encuentra la sede principal de la Procuraduría General de la República (PGR), a la que reclamamos la libertad inmediata del presidente Lula’, declaró a Prensa Latina la coordinadora del Comité Lula Libre en Brasilia, María Fernanda Coelho.
Convocada por ese movimiento, la manifestación ocupó la entrada central de la PGR, donde, entre gritos de libertad para Lula, se alzaron fotos del expresidente, banderas del Partido de los Trabajadores (PT), del cual el exdirigente obrero es fundador, y otros carteles alegóricos contra los fiscales de la operación anticorrupción Lava Jato.
Para Coelho, ‘la prisión política está clara y no existe delito o culpa por parte del expresidente. Por esto tenemos varias actividades como la de hoy en otras nueve ciudades. El mundo percibe que lo que ocurre en Brasil es una farsa’.
Consideró que el exjuez Sérgio Moro, ministro de Justicia en el Gobierno de Jair Bolsonaro, es ‘un ladrón que sin ninguna prueba juzgó al presidente Lula’, lo cual queda demostrado en las revelaciones publicadas por el sitio The Intercept.
La coordinadora aseguró que prevalece indignación en el pueblo brasileño por la cárcel del exgobernante, ‘un hombre honesto y el mejor presidente de la historia reciente de Brasil’.
Insistió que con el exmetalúrgico en el poder ‘llegó la alegría al país y las condiciones dignas de vida para el pueblo. Con él consolidamos relaciones con otros países y el Mercado Común del Sur (Mercosur)’.
Lula representa la clase obrera, trabajadora, las mujeres, las LGTB, los estudiantes y los jóvenes brasileños, remarcó Coelho.
El expresidente permanece en prisión por supuestamente haber recibido un lujoso apartamento triplex en la ciudad de Guarujá, en el litoral de Sao Paulo, de la constructora OAS, a cambio de favorecer a la compañía en contratos con la petrolera estatal Petrobras.
En febrero, recibió otra condena por las reparaciones que las constructoras OAS y Odebrecht hicieron en una propiedad rural atribuida al exgobernante en Atibaia, Sao Paulo, como pago a presuntos favores políticos.
Ante las acusaciones, Lula insiste en que resulta víctima de una verdadera persecución política y que luchará hasta el final por su dignidad. (Agencia Prensa Latina)