Por: Israel Hernández Álvarez
La triste noticia, en carácter de Nota Oficial, la publicaba el periódico Revolución el 30 de octubre de 1959:
“La Sección de Prensa y Radio del Estado Mayor del Ejército Rebelde informó anoche lo siguiente:
“El 28 de octubre a las 6 pm, salió del aeropuerto de Camagüey, el avión bimotor de las FAR, marca CESSNA 310 No. 53 de 5 plazas rumbo a La Habana conduciendo al jefe del Estado Mayor del Ejército Rebelde, Comandante Camilo Cienfuegos, quien iba acompañado por el piloto de dicho avión, Primer Teniente Luciano Fariñas Rodríguez y el soldado rebelde Félix Rodríguez, los que desgraciadamente no han llegado a su destino”.
Continuaba ampliando la información el órgano de prensa del Movimiento 26 de Julio:
“La búsqueda efectuada hasta ahora ha sido infructuosa, la que se reanudará hoy en toda el área comprendida entre La Habana y Camagüey. La existencia de turbonadas a esa hora entre Ciego de Ávila y Matanzas pueden haber ocasionado algún accidente”.
Las fuerzas aéreas revolucionarias elaboraron un mapa en el que dividieron al país en 25 zonas para facilitar la exploración; cada una de ellas fue registrada minuciosamente.
El profundo pesar del pueblo de Cuba fue general y en un emocionante espectáculo se sumó a la incesante búsqueda; miles de habitantes del archipiélago salieron a explorar montes y lomeríos cercanos, sobre todo en localidades de las provincias de Camagüey, Las Villas y Matanzas, porque en cualquiera de esos territorios, presumiblemente, podía encontrarse la aeronave que conducía al legendario líder y a sus acompañantes.
Brigadas de campesinos, integrantes de cooperativas arroceras, tomateras, carboneros rastreaban constantemente distintos sitios de la geografía terrestre cubana; a ellos se agregaron pescadores que en sus pequeñas embarcaciones escudriñaron mares adyacentes al territorio nacional.
El Comandante en Jefe Fidel Castro dirigió personalmente la búsqueda que se llevó a cabo por aire, mar y tierra. A bordo del avión ejecutivo Sierra Maestra el máximo líder rastreaba cuanto lugar pudiera dar indicio de una posibilidad de encontrar al Héroe de Yaguajay, como ha bautizado el pueblo de Cuba al heroico guerrillero, jefe del Frente Norte de Las Villas en la última etapa insurreccional de la nación.
Lázaro Policarpio Claudio Moriña, piloto del “Sierra Maestra”, narró sus vivencias junto a Fidel en aquellos días luctuosos para la Patria:
“El Comandante en Jefe era mi copiloto. Nos acostábamos bien tarde en la madrugada y él se levantaba más temprano que yo. Fidel ni comía, no tomaba agua, a veces un poquito de vino y yo ni eso, porque él decía que yo estaba piloteando, además cómo yo iba a comer si él no lo hacía, todos corríamos la misma suerte.
“… Había que verle los ojos a Fidel cómo buscaba queriendo encontrar, de momento me decía: ¡tírate ahí mismo!, cómo, si no hay pista, no es posible aterrizar ahí, pero él insistía y nos tirábamos donde fuera.
“Había muchas versiones e informaciones, hasta de brujeros y él decía que no descartáramos ninguna, se apelaba a lo que fuera con tal de encontrarlo. Él quería a Camilo como su hijo predilecto.
“En el avión iban también Celia, Osmany y William Gálvez, todos estaban consternados, sus rostros reflejaban preocupación y desesperación por encontrarlo”.
Los máximos dirigentes de la Revolución estaban en función de la búsqueda; el Comandante Ernesto Che Guevara lo hacía a bordo de un avión C-46, mientras que el Comandante Juan Almeida estaba al frente de las operaciones de las FAR.
Una emisora de radio extranjera, en franca burla a los sentimientos del pueblo cubano, difundió la aparición del Señor de la Vanguardia como lo llamaron sus compañeros de armas.
Incontenible fue entonces la alegría del pueblo, el cual, de forma espontánea, se manifestaba en las calles dando vivas a Camilo y enarbolando banderas, varias de ellas situadas en vehículos y en las fachadas de edificios públicos y viviendas. Pero al conocerse que la noticia era falsa volvió a propagarse la tristeza.
El 12 de noviembre, 15 días después de intensa búsqueda, el Comandante en Jefe comparecía ante las cámaras de la televisión para explicar los sucesos y la posibilidad de que el CESSNA en que viajaban Camilo y sus compañeros hubiera caído al mar.
“Hoy el recuerdo de todos sus hechos, de todas sus proezas, dijo Fidel, nos llena casi de asombro por todo lo que hizo. Sin embargo ese hombre es un hombre de pueblo, que salió del pueblo: no era ningún privilegiado; no tuvo aquellos honores y aquella gloria porque alguien se los diera, sino porque se los ganó.
“Y el consuelo que debe tener nuestro pueblo, agregó el Jefe de la Revolución, es que en el pueblo hay muchos Camilo, y Camilo seguirá viviendo en hombres como él…”
Años más tarde, en la década del 60 del pasado siglo, surgían las Escuelas Militares Camilo Cienfuegos, conocidas popularmente como Los Camilitos, y en ellas iniciaron su formación militar y política muchos de los actuales oficiales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Figuras históricas vinculadas al quehacer revolucionario del Héroe de Yaguajay han dado valoraciones sobre él, pero fue la Heroína del Llano y la Sierra Vilma Espín, quien ofreció una de las apreciaciones más sensibles y humanas del querido guerrillero cuando expresó:
“Camilo es una figura legendaria, es la idea que tengo yo de Camilo, hasta de su mismo nombre nada común, lleno de fuerza y de poesía al mismo tiempo. Si nosotros inventáramos un nombre para un personaje de leyenda le podríamos poner el nombre de Camilo Cienfuegos.
“La misma muerte de Camilo, acotó Vilma, perdido en el mar, la manera de conmemorarla echando una flor al agua y todas aquellas, sus hazañas, son acciones de leyenda”. (Agencia Cubana de Noticias)