Trinidad de Cuba: Despertar hotelero

El hotel La Popa, con categoría Cinco Estrellas, está concebido para dar un mejor posicionamiento al turismo de ciudad. Foto: José Luis Camellón / Escambray.

Sin sacudirse de todos los tropiezos, carencias y demoras en las ejecuciones, el programa de crecimiento habitacional muestra mejor ritmo constructivo en la principal plaza turística de la provincia de Sancti Spíritus

Por: José Luis Camellón

Luego de un vivir en lento movimiento constructivo, falta de brazos y de equipamiento especializado y otros tropiezos, que por varios años han roto los cronogramas de ejecución, dilatando el avance de las obras y hasta la apertura de algunas instalaciones, el programa inversionista abierto en Trinidad para ampliar la planta hotelera estatal muestra actualmente mejor cara, sobre todo en dos espacios que aportarán belleza arquitectónica y amplitud habitacional: La Popa —hasta hace poco llamado Pansea—, y el Meliá que se edifica en la península de Ancón.

Tales obras, junto a otras iniciadas y en diferentes fases, son fruto del Plan de Desarrollo de Trinidad hasta el 2030, que pretende llevar a ese polo turístico más de 20 000 nuevas capacidades de alojamiento, mediante un esquema constructivo y operacional que parte de abrir nuevas capacidades en la propia villa trinitaria y en el Valle de los Ingenios, a la vez que su mayor dimensión es hacia el litoral sur, bajo el interés de incrementar el turismo de ciudad, sol, mar, naturaleza e historia en uno de los escenarios más visitados en Cuba.

Se trata de un programa inversionista que desde hace algunos años inició obras que se desfasaron en sus ejecuciones por diferentes causas, como los hoteles Palacio Iznaga y La Popa, los cuales sumarán más de 90 habitaciones con categoría Cinco Estrellas y están concebidos para dar un mejor posicionamiento al turismo de ciudad; “pero hoy el verdadero auge constructivo tiene su epicentro en la península con las futuras instalaciones Meliá Trinidad e Iberostar Ancón, con capacidades de 400 y 497 cuartos respectivamente”, acotó José Durán Folgueira, delegado de Cubanacán en la provincia de Sancti Spíritus.

Más que un mirador exclusivo si de apreciar patrimonio y paisaje se trata, el hotel La Popa tendrá la llave de Trinidad. Foto: José Luis Camellón / Escambray.

EL NUEVO MIRADOR DE TRINIDAD

Si una instalación parece concebida desde su atractiva concepción arquitectónica para disfrutar del sosiego, el paisaje montañoso en derredor, el litoral, la Villa y sus encantos patrimoniales, es el bello hotel La Popa Trinidad, edificado en uno de los puntos más elevados de la ciudad declarada en 1988 por la Unesco Patrimonio de la Humanidad; el cual dispondrá de 52 habitaciones, piscina, restaurante, lobby-bar, climatización y una amplia variedad de espacios interiores a semejanza de los estilos coloniales.

En lo más arriba de la calle Desengaño, donde la Villa tiene un punto final y se rinde a los pies de la loma de La Vigía, todavía quedan ruinas de la Ermita Nuestra Señora de la Candelaria de La Popa, el templo más antiguo de la Santísima Trinidad. Justo allí, a metros de esos restos y mediante un funcional diseño de herradura, se encajaron en plena roca los edificios norte, sur y centro, a la vez que el inmueble principal se fusionó con una construcción del antiguo Hospital Militar, respetando los elementos de fachada y techo, dejando al descubierto en las paredes materiales constructivos típicos de la época colonial, y subordinando los trazos modernos a los códigos arquitectónicos de la ciudad.

Luego de unos siete años de puja constructiva, la demora empieza a quedar atrás toda vez que la instalación transita por la etapa final de terminación —la ejecución sobrepasa el 93 por ciento—, la fase de prueba de todos los sistemas y de preapertura de la operación, período que incluye desde el avituallamiento logístico hasta las licencias y cuentas bancarias.

El lobby-bar de La Popa conforma un espacio atractivo. Foto: José Luis Camellón / Escambray.

“Contamos con la plantilla de preapertura para arrancar, un personal escogido y preparado, que pueda responder al servicio de turismo de alto estándar concebido para el hotel, principalmente en una modalidad de circuito; disponemos de la casi totalidad de los recursos para abrir la operación a fines de año en administración mixta, hay motivación y compromiso laboral en el colectivo”, declaró Yunasy del Río de los Santos, subgerente general del hotel La Popa Trinidad.

Alberto Cabreales Lugones, director de la unidad inversionista a cargo de la obra, relató que hace poco vinieron los iniciadores del hotel por la parte extranjera y se sorprendieron de la fidelidad que hemos tenido con el proyecto original.

El Meliá Trinidad contará con 20 tipos de habitaciones y diversas instalaciones de servicio y esparcimiento. Foto: José Luis Camellón / Escambray.

MELIÁ E IBEROSTAR LLEGARON A ANCÓN

El hotel Meliá Trinidad comenzó a dibujar su ejecución estructural en los inicios del presente año y proyecta concluirse a fines del 2020; en tanto a escasos kilómetros de allí y en una de las principales zonas de la península donde antiguamente existieron las taquillas, el Iberostar Ancón ve nacer su terraza, a la vez que transita por la fase de las facilidades temporales y de la importación de la maquinaria para iniciar la fabricación de los pilotes.

A un costado del hotel Costasur, el Meliá Trinidad, que funcionará con categoría de Cuatro Estrellas plus y se edifica a través de la Asociación Económica Internacional, un modelo de inversión extranjera, es actualmente una obra a mitad de camino en su estructura, cuya majestuosidad no proviene de la altura de sus edificios, radica en el amplio espacio donde armonizan bloques habitacionales, áreas de servicio, de esparcimiento y 11 piscinas que se acomodan como un balcón frente cada planta dormitorio.

El arquitecto Yeiner Martín Dubernal, director general de la Asociación Económica Internacional que asume la construcción, expuso que todos los objetos de obra están iniciados y con la cimentación hecha, seguimos una estrategia de terminación de las estructuras desde los bloques de servicio que colindan con el Costasur y tienen un apreciable avance, para ir barriendo hacia la otra banda que concentra los bloques de alojamiento y ya está edificado, en su estructura, el 55 por ciento de las habitaciones”, subrayó.

Los 350 constructores agrupados a pie de obra en tres turnos de trabajo y donde están representadas varias provincias del país, junto a especialistas y asesores italianos, son los protagonistas del avance constructivo; un ritmo de trabajo favorecido por el aseguramiento material, de equipamiento, herramientas, la atención al hombre y un atractivo sistema de pago.

A partir de este modelo de inversión extranjera, que presupone mayor garantía de capital, logística y de equipamiento de todo tipo, la reapertura hotelera iniciada en la península tiene también a su favor la creación en Trinidad de un batching plant con una capacidad productiva de 90 metros cúbicos de hormigón por hora, y la instalación de un molino en la cantera Algaba para asegurar los áridos, ambas plantas derivadas de la integración constructora. “Sin plantas de hormigón y áridos, no hay hoteles en Trinidad, no son inversiones para el Meliá o el Iberostar, responden a la proyección de construir miles de habitaciones en este polo turístico”, añadió Yeiner Martín.

Tener en la obra los recursos, el equipamiento y los hombres determina sobremanera en el avance constructivo del Meliá. Foto: José Luis Camellón / Escambray.

El carpintero-encofrador Pablo Basan Fonseca no titubea para calificar su desempeño como “una labor de sacrificio, todo el tiempo al sol, pero hay ánimo en el colectivo y sentido de pertenencia con la obra, aquí no hay tarea floja, tampoco mucho tiempo para ir a Cienfuegos; además, me he desarrollado en el oficio con nuevas herramientas y técnicas aquí utilizadas”, explicó.

Más que trazar un precedente constructivo inédito en el contexto espirituano, la otra clave del avance diario de la obra aparece en que “aquí cada objeto de obra, cada actividad tiene un dueño, en este caso un especialista que responde por esa área, pero se trabaja con un plan que define que toca hacer por hora, por la tarde, por la noche, en el día, nada queda suelto a la improvisación; nadie se puede retirar de su área sin terminar lo que se planificó, a la vez que se vigila la calidad y si hubo un problema, se debe encontrar la causa y corregirlo en el momento, no dejar algo mal hecho para regresar a arreglarlo a los 10 días”, concluyó el directivo.

Al Meliá Trinidad le falta la otra mitad por construir, tampoco la obra pudo esquivar del todo la limitación de combustible vivida recientemente en el país, la lluvia de inicios de octubre paró la ejecución ocho días y el sol castiga con saña en el litoral; nada de eso parece anteponerse al empeño de una agrupación constructora que semeja un hormiguero de trabajo y tiene delante un cronograma que define terminar el hotel a finales del 2020.

“Es estimulante el mecanismo de pago, funciona la atención al hombre, pero el mejor sistema para que la obra camine es apelar al látigo de la palabra para persuadir, exigir, controlar, permanecer aquí obreros, especialistas y jefes; cuando tienes los recursos, los equipos, el personal y el apoyo a todos los niveles, es muy difícil que algo salga mal y se frene el avance; concluir el hotel en fecha no es un sueño, estamos hablando de una realidad”, afirmó el director general de la Asociación Económica Internacional. (Tomado de Escambray.cu)