Trinidad de Cuba: Ecos del Granma, Fidel entre nosotros

En cada hombre del yate Granma desembarcó una semilla. Foto: Archivo del periódico Granma

Por: José Rafael Gómez Reguera

Hace 63 años, el yate Granma llegó a tierras cubanas cerca de la playa Las Coloradas, en el oriente cubano. Era un paso más en la lucha del pueblo cubano para poder dejar atrás siglos de ignominia, de gobiernos corruptos. La Generación del Centenario, con Fidel Castro al frente, había adquirido la embarcación que devendría todo un símbolo para Cuba.

82 expedicionarios llegaron entonces a suelo patrio bajo difíciles condiciones. En una punta de mangle nombrada Los Cayuelos, a dos kilómetros de la playa Las Coloradas—que es donde debieron haber bajado—, encalló el Granma, lo cual obligó a adelantar el desembarco. Eran las 06:50 horas del 2 de diciembre de 1956.

Así proseguía una nueva etapa que tenía precedentes cercanos en los asaltos al cuartel Moncada, de Santiago de Cuba, y al Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo; la caída en combate de muchos compañeros, el asesinato, el juicio y la prisión de otros tantos, las demandas de que los moncadistas fueran excarcelados de lo que pasó a llamarse la prisión fecunda, en la otrora Isla de Pinos (hoy Isla de la Juventud); el exilio en México, la organización del retorno para ser “libres o mártires”…

Yate Granma. Foto: Archivo

Entre quienes viajarían en el Granma, además de Fidel, estaban Ernesto Che Guevara, Raúl Castro, Camilo Cienfuegos y Juan Almeida. Difícil fue la travesía. La llegada del yate a las costas de Cuba marcó el inicio de las luchas guerrilleras, que culminarían con el Triunfo de la Revolución Cubana, el 1º  de enero de 1959, tras Alegría de Pío, el reencuentro entre Fidel y Raúl en Cinco Palmas, el fortalecimiento de la lucha insurreccional en el llano y las acciones de la Sierra Maestra. 

Yate Granma. Foto: Archivo

Trinidad no fue ajena a estos acontecimientos. Las noticias tardaban en llegar, pero llegaban. Luego, Radio Rebelde permitió seguir cuando sucedía en el llano y en la sierra, con el ejército de barbudos en el que se depositaban las esperanzas de cambio, de no más torturas y asesinatos, eliminar la pobreza, el desalojo, el analfabetismo y ser libres e independientes.

Mucho se ha hablado y escrito sobre esta verdadera epopeya que sigue deslumbrando a los cubanos de todas las generaciones, por la valentía y el arrojo de sus protagonistas. No pocos compañeros quedaron en el camino y sus ejemplos y su sangre generosa son el faro, la guía, con el pensamiento y la acción de Fidel que 63 años después, sigue entre nosotros. (Con información de Ecured)