Raúl Roa García, ejemplo para la diplomacia cubana

El líder de la Revolución cubana Fidel Castro y el Canciller de la Dignidad, Raúl Roa García. Foto: Bohemia.

Por: Rafael Novoa Pupo

Raúl Roa García nació en la barriada capitalina de La Víbora (Diez de Octubre) el 18 de abril de 1907 y junto a las personalidades políticas más relevantes de la primera mitad del siglo pasado, protagonizó muchas páginas de gloria en su lucha por lograr la emancipación de Cuba.

Vinculado desde muy joven a la lucha, enfrentó al sátrapa Gerardo Machado y años después, a la tiranía sangrienta de Fulgencio Batista, donde sufrió la cárcel y destierro.

Entre sus responsabilidades antes de 1959, Roa fue decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Derecho Público, y director de Cultura del Ministerio de Educación (MINED), donde financió importantes libros, subvencionó al Ballet Alicia Alonso, y echó a andar un movimiento de puestas teatrales, salones de artes plásticas, y humorismo.

Foto: Trabajadores

Al triunfo de la Revolución cubana y con una trayectoria política consecuente con los principios de la defensa de la justicia y la libertad plena del hombre, Roa fungió primero como embajador de la Isla en la Organización de Estados Americanos (OEA) y luego como Ministro de Estado, lo que pasaría a ser más adelante, Ministro de Relaciones Exteriores, cargo que ocupó hasta 1976.

En ese mismo año pasó a ser el Vicepresidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular hasta su muerte ocurrida el 6 de julio de 1982. En el parlamento cubano continuó con sus brillantes intervenciones para difundir la verdadera imagen de su país y defender otras causas nobles de los pueblos del Tercer Mundo.

Gracias a la batalla librada por el Canciller de la Dignidad en los foros internacionales, Cuba dejó de ser solo un lugar turístico del Caribe y no pudo ser aislada de América Latina y del resto del mundo. Pues cuando lo felicitaban por el éxito obtenido en función de su cargo, solía decir: “El mérito no es mío. Es de la Revolución cubana, que yo represento”.

A más de tres décadas de su pérdida física, Raúl Roa García continúa siendo ejemplo para la diplomacia cubana pues, bajo la dirección del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, contribuyó a ejecutar una política exterior diáfana y transparente.