
Por: Rafael Novoa Pupo
Entre el 17 y el 19 de abril de 1961, se produce la invasión por Playa Girón por tropas mercenarias de la Brigada 2506, las cuales estaban al mando de los Estados Unidos, y según el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, dicho plan fue elaborado para propiciar una intervención militar a Cuba.
En horas de la madrugada del 19 de abril, de forma artera y criminal, 1400 hombres, armados y entrenados por el Gobierno de Estados Unidos, se dirigía a un punto en la costa sur de Cuba conocido por playa Girón, transportados en 5 barcos mercantes, escoltados por un fuerte contingente de navíos de guerra norteamericanos.

Todo parecía indicar, que el éxito estaba asegurado y que todo sería cuestión de horas. Bombardeados los aeropuertos de Santiago de Cuba, San Antonio de los Baños y Ciudad Libertad, parecían poner fuera de combate a las milicias y el ejército revolucionario, lo que constituyó un fatal error por parte de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el Gobierno de Estados Unidos, quienes olvidaron y menospreciaron una vez más al pueblo de cuba, y su larga historia y tradición de lucha.
Este hecho marca un punto importante en la interminable lista de hostilidad y agresiones que desde el Triunfo de la Revolución cubana, promueve el gobierno estadounidense.

La clave de la defensa interna de Cuba durante invasión por Playa Girón, se sustentó en tres pilares fundamentales: la acertada dirección de la jefatura de la Revolución, la preparación del pueblo para el combate, y la solidaridad internacional.
Esta batalla, se convirtió en la primera derrota militar norteamericana en América Latina y permitió la neutralización de casi el 100 por ciento de la actividad enemiga en Cuba, debido a las declaraciones de más de 20 mil personas que fueron detenidas al finalizar el combate.

En el discurso pronunciado en el acto central en conmemoración del décimo aniversario de la Victoria de playa Girón el 19 de abril de 1971 Fidel expresó:
“Los combates de Girón constituyeron un episodio, cuyo relieve histórico ni nosotros mismos comprendíamos en aquellos instantes en toda su magnitud. Nuestros combatientes sencillamente fueron a enfrentarse al enemigo llenos de ardor, y cumplieron su deber. No fueron allí a escribir una página en la historia, y sin embargo ajenos a ese propósito, escribieron realmente una página en la historia”.